LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO
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-PARADA DEL SIL. MONASTERIO DE SANTA CRISTINA DE RIBAS DE SIL (Cont.)-
UTM 29T 616190 4694693 580 m
(GALICIA - ORENSE)
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En el ángulo formado por el muro norte del templo y el occidental del transepto se hallan los restos del claustro y de las dependencias que, al modo benedictino, continúan el brazo norte del transepto. A esta zona se accede desde la portada adornada con los Tetramorfos, al lado de la portada occidental del templo. El color predominante sigue siendo el verde. La vegetación y la situación de aparente abandono le aportan un toque entre romántico y misterioso que le aportan un gran encanto. Las estructuras claustrales son de cronología tardía. Es obra renacentista del siglo XVI.
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En este espacio, adosada al lado norte del cuarto tramo de la nave del templo, hallamos la torre románica que como ya he comentado es excepcional en el románico gallego donde las torres brillan por su ausencia. Su arranque ocupa buena parte de la anchura del ala sur claustral. Esta circunstancia sumada a que en altura se ha cerrado la techumbre del claustro (en esta zona, con una material transparente) de modo que este arranque de torre más parece una capilla funeraria.
Adosada al muro norte, posee tres de sus lados libres, En ellos se abren sendos vanos apuntados, de rotunda hechura. En los laterales, las columnas son más cortas que en el frontal, más estilizado. Los capiteles son vegetales, excepto en los frontales donde brilla la mano de un escultor de mejor traza. Un capitel vegetal y una pareja de arpías con sus colas a modo de lazo, cruzadas y acabando en dogal alrededor de sus cuellos, lo revelan (Imágenes 9 y 10).
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Gracias a estructuras de madera se ha posibilitado recorrer la zona superior del claustro, donde hay acceso a estancias y también a la torre. Una estrecha puerta permite ascender a su campanario desde el que se llega a divisar el agua del río Sil (Imágenes 12 a 14).
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En el brazo norte del crucero abre hacia el claustro una portada en lo alto de espectacular escalinata de contornos redondeados (Imágenes 15 a 17). A través de la misma accederían los monjes su espacio privativo al interior del templo. También hay otra entrada al extremo norte del crucero, comunicándolo en altura con las dependencias claustrales.
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Dispersas por el claustro, en ocasiones formando parte estructural del mismo, podemos hallar lápidas sepulcrales de enterramientos abaciales reutilizadas (Imágenes 18 a 21).
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Las distintas dependencias comunicadas con el claustro, vacías y silenciosas, nos remiten con la imaginación a un momento de actividad monástica ya lejana. Sin duda un bello monasterio que guarda gran parte del arte edificativo benedictino junto a la magia y el encanto de su incomparable situación geográfica. La soledad rodeada de exuberante vegetación le aportan el toque de magia que en ocasiones nos asalta cuando recorremos tierras gallegas. Merece la pena su visita en sosiego. Y como he dicho, si cuadra, acercarse luego al monasterio/parador de Santo Estevo donde nos espera también mucho arte -románico y gastronómico- aunque esa magia vista en Santa Cristina haya quedado atrás.
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