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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-PARADA DEL SIL. MONASTERIO DE SANTA CRISTINA DE RIBAS DE SIL- |
UTM 29T 616190 4694693 580 m |
(GALICIA - ORENSE) |
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El "mosteiro" de Santa Cristina de Ribas de Sil es uno de esos lugares en los que el amante del arte percibirá con fuerza la influencia del paisaje. Puedes llamarlo "energía telúrica". Puedes pensar que la naturaleza que literalmente lo envuelve es de enorme belleza. Pero sin duda la magia se halla en ese lugar; o ese lugar está dentro de una zona mágica, que en Galicia todo parece ser lo que no es o a la inversa (21 de agosto de 2012).
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El cañón del río Sil es el marco general en que se inscribe este monasterio. Desde antes de llegar al mismo, las vistas son tan espectaculares como sobrecogedoras (Imagen 4). Luego cuando la carretera serpentea en busca de la terraza en que fundaron el monasterio, la vegetación se hace dueña y señora. Castaños y robles apenas dejan en algunos trechos pasar la luz del sol en zonas donde los helechos son los amos de los arcenes.
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Este privilegiado lugar elegido por los benedictinos para establecer su comunidad, se sitúa a unos 23 kilómetros en línea recta al este de Orense en uno de los recodos del río Sil sobre su orilla izquierda. Pertenece al concello de Parada del Sil. Hay documentos del siglo XI o incluso anteriores que mencionan este lugar, pero el monasterio que veremos corresponde a un momento avanzado del siglo siglo XII cuando no a principios del XIII. Esto en lo tocante a la iglesia ya que el claustro es renacentista del siglo XVI. Y aun hay que matizar en la iglesia monástica que lo más genuinamente románico es su transepto y cabecera triple mientras que la nave -quizá rehecha- es de un momento más tardío, con matices ya cistercienses.
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La iglesia, con su planta de cruz latina, transepto y triple cabecera, es inusual en Galicia al igual que la existencia de una torre románica adosada al lado norte de los pies de la nave, incluida en la panda correspondiente del claustro. El declive del monasterio comenzó en el siglo XVI al pasar a ser priorato de San Estevo de Ribas de Sil. Más tarde, con la desamortización el lugar pasó a manos particulares y fue utilizado como granja.
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Al final de la carretera/pista asfaltada que nos conduce hasta el lugar hay una pequeña explanada donde dejar los vehículos. Desde allí un paseo descendente escalonado y jalonado de grandes robles nos conducen hasta el hastial occidental del templo en medio de una luz verdosa filtrada a través de su follaje. (Imágenes 5 a 7).
En el hastial abre la portada occidental, principal del templo (Imágenes 9 y 10). Tiene tres arquivoltas decoradas con baquetón y ajedrezados y guardapolvo exterior también de ajedrezado. Apean en tres parejas de capiteles con decoración ruda, destacando uno de ellos (el interior del lado norte) por mostrar tres caritas, quizá de simbología trinitaria (Imágenes 11 a 13). Sobre la portada abre un bonito óculo (Imagen 10).
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Cuando ya marchábamos del monasterio hacia las 2 del mediodía, la luz solar reflejada en las estructuras situadas a poniente del templo proporcionaban unos colores cálidos, dorados, a los elementos de esta portada, totalmente diferentes a los que contemplé a la llegada, mucho más grises y fríos. Sin duda la hora en que uno hace las tomas es de gran trascendencia de cara al resultado obtenido. Y ya no me refiero solo a las diferentes estaciones del año, sino también a las horas dentro de un mismo día. De aquí marchamos al monasterio de Santo Estevo distante unos 25 minutos en coche, ya conocedores de que su parador es un excelente lugar para reponer fuerzas.
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Al claustro renacentista, añadido al lado norte del templo, se accede a través de una deliciosa portada situada a la izquierda de la portada occidental del templo (Imágenes 6, 15 y 16). Es de medio punto dovelada, con profusa labor de escultura en la misma. Su estilo de labra se enmarca dentro de un modo tremendamente extendido por Galicia y que yo llamo "Mateano" en alusión al estilo ya tardío de labra utilizado por el maestro Mateo.
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Llamó mi atención, aparte de lo abigarrado de la hechura de su arco, las figuritas labradas en el intrados del mismo. Dos angelotes en las impostas y entre ellos cuatro dovelas con motivos esculpidos y una quinta a modo de clave/pinjante (Imagen 16).
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Situados ante esta portada y de izquierda derecha, muestro en las imágenes 17 a 22 los seis motivos esculpidos. Dos angelotes en los extremos (Imágenes 17 y 22), un león alado sosteniendo un libro (Imagen 18), una figura alada con libro en las manos (Imagen 19), un águila con filacteria en sus garras (Imagen 20) y un toro alado, también con libro (Imagen 21). Es evidente que el artista esculpió un tetramorfos en el intradós de este arco en el que su vacío tímpano representa a través del medio círculo a la Divinidad. Lenguaje simbólico que a través de la piedra llega hasta nosotros (Imagen 23).
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La cabecera del templo se halla rodeada y semioculta por la fraga. No hay posibilidad de lograr una perspectiva de conjunto. A pesar de ello el escaso corredor que hay hacia su lado norte permite tomar imágenes como la 24. Vemos la estructura de la cabecera, destacando el ábside central flanqueado por los secundarios, todos ellos a partir de la nave transepto y elevándose sobre el conjunto el crucero del templo.
El contrafuerte prismático que delimita presbiterio de cilindro absidal en el ábside central, sirve al tiempo de articulación con los ábsides laterales. El ábside central posee cuatro semicolumnas adosadas alzadas sobre basamentos y plintos que a través de otros tantos capiteles llegan hasta la cornisa a la que dan apoyo. Cinco son los lienzos originados por las semicolumnas. Los tres centrales poseen vanos de medio punto dovelado con sus columnillas basas y capiteles. Poseen asimismo guardapolvo y se alzan desde el nivel de una imposta decorada con ajedrezado que rodea todo el cilindro absidal y pasa sobre las semicolumnas (Imagen 25).
Los ábsides laterales son mucho más sencillos. El meridional posee una semicolumna adosada y el septentrional, ni eso. Sendas aspilleras proporcionan la luz interior a ambos. Capiteles coronando las semicolumnas y canecillos de sencilla hechura decoran la cornisa de los ábsides. Hay uno en el lado septentrional del ábside central en el que destaca una pequeña cruz y que se halla flanqueado por dos figuras exhibicionistas (Imagen 28).
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El muro meridional es sencillo, articulado por medio de contrafuertes prismáticos que no tienen sus correspondencias al interior. Una línea de imposta simple señala la base de los vanos que abren en altura de cada uno de los cinco tramos de la nave (Imagen 27). Hay capiteles en las ventanitas, de los que destaco el de la imagen 26 en que hay dos figuras sedentes. Una parece alzar una cruz y la otra, barbada, ocupando el ángulo, porta un libro. Me recuerdan a las figuras labradas en los capiteles de la portada del claustro de San Estevo de Ribas de Sil, en especial al del sacrificio de Abraham. Dada la proximidad no sería raro que fuesen de la misma mano. Hay además arpías, al igual que veremos aquí en la decoración de la base de la torre.