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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-VILASANTAR: MONASTERIO DE Sª Mª DE MEZONZO- |
UTM 29T 570591 4768094 |
(GALICIA - LA CORUÑA) |
La visita a Santa María de Mezonzo se justifica no sólo por la maravillosa perfección y equilibrio de su cabecera románica, sino también por disfrutar de uno de los más bellos y serenos paisajes de Galicia. El espléndido entorno, junto con el fresco y abundante manantial que fluye en el terreno que antes debieron ocupar las dependencias del monasterio, explican su ubicación en este emplazamiento escogido. La iglesia, junto con restos de un ala del claustro románico (Imagen 7, cuadrante inferior izquierdo de la vista aérea), es lo único que queda del antiguo monasterio familiar de Mosontio cuya fundación remontan algunos antes del siglo VIII –apoyándose en la datación de dos capiteles que aún se conservan en la iglesia en el siglo VI ó VII-, aunque lo más probable es que fuera fundado a fines del siglo IX por el abad Reterico, para pasar a regirse posteriormente por la regla de San Benito.
En este monasterio profesó a los veintidós años San Pedro de Mezonzo. Nacido en la cercana Curtis en el 930, aquí fue ordenado presbítero en 959, y se trasladó al cercano gran monasterio de Sobrado de los Monjes antes del año siguiente. En Sobrado fue abad desde 966 y pocos años después ostentó el más alto cargo en la gran abadía compostelana de Antealtares, coincidiendo con la presencia en él de San Rosendo, que había sido obispo de Mondoñedo y, sacado por orden real –ya había sido virrey de la provincia gallega- de su cenobio de Celanova, sustituía al depuesto Sisnando al frente de la diócesis de Iria Flavia y Compostela. Acompañó a San Rosendo al Concilio de León que rehabilitó a Sisnando. En el año 985 es nombrado a su vez obispo de Iria Flavia y Compostela. En 997 se produce la razzia de Almanzor (que arrasó la catedral y se llevó sus campanas a Córdoba), en la que el santo obispo dio ánimos a sus fieles llenos de temor, pidiendo la ayuda de la Virgen María , para la que compuso la Salve Regina , ya citada por Gonzalo de Berceo y Alfonso X el Sabio y que aún se continúa rezando y cantando. Libró de la profanación las reliquias del santo Apóstol orando solo ante su sepulcro, con tal valentía y recogimiento que fue respetado por orden del mismísimo caudillo musulmán. Reconstruyó, además la Catedral, predicó contra el pánico milenarista y entregó su alma a Dios en 1003.
De gran tamaño –largo 23 m , ancho 17,5 m.-, más bien tardía -quizá de principios del siglo XIII-, la iglesia tiene planta basilical de tres naves y tres ábsides semicirculares. Las masas de granito que recortan su forma externa le proporcionan una tónica de firmeza, de pesadez, sobre todo cuando se juntan a los muros los contrafuertes que en los laterales y en la fachada Oeste reciben los empujes diversos. Los distintos elementos de la iglesia se construyen con bastante paridad. Los ábsides, muy proporcionados, ofrecen la mejor perspectiva de la iglesia (Imagen 1): el ábside central (Imagen 2), con tres ventanas, es mayor que los laterales, con una ventana solamente, uniéndose a la nave central por un cuerpo recto en cuyo hastial se encuentra, como es habitual en el románico gallego, un óculo con celosía (Imagen 3) .
Las tres puertas: Oeste (principal) (Imagen 4) , Norte y Sur evocan una misma idea, aunque aceptan, como es normal, diferencias de proporciones, diferencia en el número de arquivoltas, etc. La portada occidental (Imagen 6) , enmarcada por contrafuertes está formada por tres arquivoltas lisas apoyadas sobre columnas con capiteles levemente tallados con motivos vegetales y un tímpano liso sobre mochetas (Imagen 5) . El muro de cierre se corona con una graciosa espadaña barroca.
Internamente, el desarrollo del edificio es normal, aunque se notan ciertos desequilibrios que hacen pensar en posibles cambios de planteamiento. Destaca, por ejemplo, la inusitada presencia de pechinas para sostener algunas de las pequeñas bóvedas apuntadas con que se cubren los respectivos tramos de las naves laterales. Por lo demás, los arcos formeros y transversales, apuntados, se suceden con normalidad. La bóveda de la cabecera es de medio cañón, y la de los ábsides de cuarto de esfera con arcos torales de medio punto sobre columnas.
En cuanto a ornamentación escultórica, la utilización del granito, poco propicio a la talla, explica la ausencia de detalle. Cabe destacar la arcada ciega que sostiene el alero del ábside central, el rosetón polilobulado de esmerados calados del hastial oriental (Imagen 3) y la arquivolta con arquitos, junto con los variados capiteles, en general de pocas aspiraciones, de las portadas (Imagen 5) , de las ventanas de los ábsides y del interior, éstos en su mayoría con motivos vegetales aunque algunos presentan entrelazos y cabezas humanas. Otros elementos ornamentales son las líneas de impostas de taqueado jaqués, que recorren los ábsides semicirculares incluso rodeando las arquivoltas de las ventanas (Imagen 2) , un elemento que consigue articular el muro dando al conjunto un importante claroscuro. Los capiteles y canecillos que rematan los ábsides están tallados con motivos fitomorfos y geométricos.
La visita a su interior es bastante complicada, puesto que las llaves las tiene el párroco, y éste tiene muchas aldeas que atender, por lo que es muy difícil de localizar.
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(Fotografías y texto: Fco. M. Moreno Canela
Diseño y mantenimiento web: "romanicoaragones.com")
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