UTM 30T 53518970 4612569 1060 m.

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Al interior el templo sorprende en primer lugar por la radical delimitación entre nave y cabecera. El hecho va más allá del simple arco triunfal a modo de arco-diafragma. pues como se advierte en la imagen 1, realmente hay un aislamiento de la zona sagrada del templo propiciada por un muro en el que abre una verdadera portada interior de comunicación entre ambos espacios. El dato arquitectónico creo que es trascendente en cuanto a su significado ya que remite a modelos arcaicos del mundo hispano visigodo. De los más demostrativos, la iglesia del yacimiento de Corral de Calvo en Luesia (Huesca) o la iglesia de Llumes (Zaragoza) en el entorno del monasterio de Piedra y ya de pleno siglo XII. No hay que olvidar que el transepto, como zona de separación entre ámbitos sagrado y profano, es una innovación del mundo visigodo, traduciendo a elementos edificativos complejos los existentes en forma de sencillos iconostasios, cancelas o verjas delimitadoras.

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Desde la nave, este bello elemento delimitador a modo de portada se percibe como un arco doblado formando el vano enmarcado por una arquivolta de baquetón apeada en columnillas con capiteles y basas y enmarcada por chambrana por parejas de motivos vegetales globulosos. La dobladura de el arco mencionado apea en capitel que corona semicolumna adosada. Los ábacos de los capiteles se continúan por medio de sencilla moldura hasta el encuentro con los muros laterales. Desde el interior del ábside comprobamos que la decoración es más sencilla, faltando aquí la arquivolta simétrica a la que veíamos desde el lado de la nave (Imagen 14)

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Traspasado el arco delimitador la cabecera aparece parcialmente oculta por retablo renacentista situado a ras del extremo anterior de los ventanales absidales laterales (Imagen 2). Podemos advertir la bóveda absidal claramente apuntada que lleva el momento edificativo del templo a un periodo cercano al final del siglo XII o inicios del XIII (Imagen 3) así como la imposta decorada con palmetas vegetales que recorre ábside y presbiterio, tangente a las chambranas de los vanos absidales. Hay que resaltar asimismo que en la articulación entre cilindro absidal y presbiterio hay una pequeña tira a modo de moldura decorada con bezantes.

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Los motivos decorativos de los capiteles de esta zona de interfase entre lo sagrado y lo profano siguen, como los del resto del templo, los dictados lejanos del arte de Silos. Grifos arpías y monstruos enfrentados con la cabeza baja, labrados con decisión y cierta rudeza en su talla, componen un elegante elemento decorativo.

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Tan solo sobre el capitel del intrados de este arco luce decoración el ábaco (Imágenes 9 a 11) siendo en el resto simplemente biselado. La nave del templo es sencilla, de época posterior y con sus muros encalados. Cubre por medio de tejado de madera a dos aguas y al fondo hay coro alto de madera bajo el cual se ha dispuesto un enrejado de madera que evoca lo visto en algunas zonas de clausura monástica (Imagen 15).

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La pila bautismal es digna de mención tanto por su bella sencillez como por la moldura decorada que luce en su zona alta a base de ondulado de elementos vegetales finamente labrado. Por debajo hay una orla de una hilera de taqueado y en la copa, una serie de tallos vegetales con hojitas en su zona alta que le dan en conjunto sensación de ser gallonada. Es contemporánea del templo románico (Imágenes 16 y 17).