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En el mes de agosto de 2008 visité de nuevo la ciudad de Soria acompañado de mi mujer y de mi hija. Pudimos acceder al interior de la concatedral y tomar imágenes de templo y claustro en una mañana de verano, que no parecía tal porque nos obsequió con intervalos de fina lluvia que en ocasiones parecía aguanieve. Ordené y guardé las imágenes; pero acaso por la pereza o por tener otros temas por delante no abordé su publicación hasta este mes de marzo de 2015. (6 de agosto de 2007, 12 de agosto de 2008).

La concatedral dedicada a San Pedro es Monumento Nacional desde 1929. En el año 1959 fue designada concatedral junto a Burgo de Osma mediante bula otorgada por el Papa Juan XXIII. Su origen se remonta a los tiempos de la repoblación de la ciudad por Alfonso I el Batallador (1109 - 1114) si bien de ese primer templo tan solo queda mención documental. Algunos escasos restos al exterior de la zona nororiental del claustro (ventana trífora que recuerda las asturienses sobre vano y acceso: Imágenes 9 a 11) acaso puedan corresponder a ese primer templo.

Sobre ese primer templo se erigió otro en la segunda mitad del siglo XII compuesto por tres naves rematadas en cilindros absidales, transepto sobresaliente en planta de una longitud de 35 metros y claustro adosado al lado norte del mismo, de unas notables dimensiones (30 x 30 m). El templo mencionado se hundió en 1544 siendo reedificado por Juan Martínez Mutio y acabado hacia 1575. En su reedificación se mantuvo como anchura del nuevo templo, la inicial del transepto por lo que los muros exteriores de las naves laterales se desplazaron hacia el exterior para alinearse a línea de fachada con los transeptos. Hacia el lado meridional no supuso otra cosa que la desaparición del muro sur de la nave meridional, mientras que en el lado norte este avance del muro exterior llevó aparejada la lamentable desaparición de todo el ala sur del claustro y de parte del inicio de las de los lados este y oeste (Imágenes 13 a 17). Del templo original se mantiene parte de su transepto sur (Imágenes 2, 6 y 7) en el que se halla el acceso actual a través de portada plateresca de hacia 1512. También se conserva una parte del transepto norte (Ver planta).

Esta iglesia fue la de mayor tamaño edificada en Soria y su claustro uno de los mayores de toda Castilla. La influencia de otros como el de Silos o el de San Pedro el Viejo de Huesca, se dejan notar cuando se visita. La perfección en la talla de sillares, disposición de los mismos y labra de sus capiteles lo hacen sin duda excepcional dentro del panorama románico. Destacan algunas singularidades como la decoración de sus machones a base de dos niveles de columnas superpuestas lo que es una rareza en el románico. Separan tramos de cuatro o cinco arcadas decoradas por medio de capiteles sobre dobles columnillas alzadas a partir de basas sobre zócalo corrido. Realzando el perfil exterior de las arcadas podemos ver una moldura contínua a base de baquetón y fina decoración a modo de celosía que le aportan una notable elegancia.

La panda norte del claustro es la la única que se conserva intacta (Imagen 12), por el ya mencionado hecho de la demolición de la meridional como consecuencia del recrecimiento del templo en anchura en el XVI. A mitad de la misma abre un vano de acceso al antiguo refectorio hoy transformado en museo (en obras cuando lo visité). La panda occidental muestra una sucesión de arcosolios señalando su carácter funerario mientras que en la oriental podremos ver elementos del acceso a la sala capitular y a otras tres dependencias del primitivo monasterio. Las marcas de cantero son abundantes así como algunas epigrafías y símbolos alusivos al carácter gremial de algunas de las personas recordadas a través de estos muros.