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Se trata de un templo de planta rectangular rematado al este por cabecera compuesta de presbiterio y cilindro absidal. La edificación se hizo -en lo visto- de mampostería aglutinada con abundante argamasa, si bien en la unión de cabecera y nave, correspondiendo con el fajón que hace las veces de arco triunfal al interior, vemos buenos sillares reforzando esa esquina. La mayor parte del edificio está enfoscado y es difícil apreciar más detalles. Centra el ábside un ventanal aspillerado. Es de medio punto monolítico y está semioculto por los restos del antiguo castillo (Imágenes 1 y 3). Casi rodeando el cilindro absidal hallamos parte de un cubo de muralla de planta rectangular, abierto al interior y con los lados divergentes. Recios sillares en los ángulos e hiladas de buena hechura en sillarejo atestiguan su antigüedad, que sin duda es anterior a la de la propia ermita. En el ángulo suroeste de lo que fuera recinto fortificado hallamos otro torreón, esta vez de tapial, en el que destaca un vano de medio punto cegado, edificado en buena piedra sillas (Imagen 4).

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El interior del templo llama la atención por dos motivos. El primero por la notable altura de su nave y el amplio espacio interior generado. También por la sensación de abandono, ya transmitida al exterior. Hacia mitad de la nave un arco-diafragma apuntado contribuye al apeo de la cubierta de madera a dos aguas. A nivel de la cabecera, la notable altura del hastial hace que el arco apuntado de acceso al presbiterio parezca realmente pequeño en comparación. Tras el, amplio presbiterio que cubre con medio cañón apuntado y en cuyo muro sur se abrió en altura un ventanal en época moderna. Al exterior lo vemos en el límite de la articulación con la nave, bajo el alero (Imagen 3). En el ángulo norte de unión entre cabecera y nave se erigió un elemento funcional y polivalente en época moderna. Se trata de un confesonario de obra cuyo copete no es sino el púlpito al que se accede por estrecha escalerilla que parte del presbiterio norte. "Dos en uno": confesionario y púlpito desde el cual adoctrinar a la feligrasía. A los pies del templo Hay un coro alto de madera de sencilla hechura y empotrada bajo su escalera -apenas apreciable- se halla la pila bautismal (Imágenes 5 y 6).

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En alguna de las reformas del templo se optó por alzar un tabique a ras del arranque del cilindro absidal, ocultándolo e instalar en él un retablillo. Queda así el ábside en funciones de sacristía-desván a la que se accede por pequeña puerta en su lado sur (Imagen 5). En el cilindro absidal, centrado por ventanal derramado, pueden apreciarse unas deterioradas y descuidadas pinturas románicas. Se trata de un Pantocrator en el que lo mejor conservado parece corresponder a los tetramorfos del lado sur (Imágenes 7 y 8). Sin duda merecería la pena demoler el tabique, dejando visto el cilindro absidal y recuperar sus pinturas.

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