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El templo posee una breve nave y una desarrollada cabecera, compuesta de ábside semicircular y presbiterio. (Imágenes 1 y 10). Al exterior el tambor absidal se articula en tres lienzos separados por dos contrafuertes prismáticos con remate escalonado bajo la línea de los canecillos de la cornisa. La ventana de la calle central está cegada. Horizontalmente, dos impostas de grosero taqueado lo dividen dos pisos Dos contrafuertes refuerzan la unión del ábside con el presbiterio ( Imagen 3 ). Es precisamente en un sillar del contrafuerte meridional donde se grabó el siguiente texto:

V K MAI PASCASI

V S PLANTAVIT ORTI

IN ERA TCLXXXI

Su traducción sería: " El 5 de las calendas de Mayo Pascasio plantó el huerto en la era de 1181" (fecha correspondiente al 27 de Abril de 1143 de nuestro calendario) Lo que atestigua que en ese año ya estaba construido el templo.
Los canecillos de la cabecera son de ruda labra, decorados con animales, arpías, barril, exhibicionista masculino... etc.

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Un arco de medio punto ligeramente peraltado rodea un tímpano liso que presenta una pequeña cruz. Rodean el arco dos arquivoltas que apean en columnas acodilladas con capiteles de talla tosca. (Imagen 4). Los de la izquierda con decoración zoomórfica de leones afrontados y águila de alas desplegadas, ambos con fondo vegetal. Los de la derecha con decoración vegetal de cuatro niveles de hojas nervadas, entrecruzadas y rematadas en volutas ( motivo que Antonio G. Omedes llama "oleaje"). (Imagen 5). Los cuatro capiteles presentan una iconografía recurrente en los valles cántabros y burgaleses y en el norte de Palencia. A primera vista, me vino a la mente Cervatos , Santa Eufemia de Cozuelos y la cercana San Miguel de Cornezuelo. A finales del SXVIII se remató la portada con una pequeña espadaña.

En el interior, la cabecera repite la división exterior por dos líneas de impostas taqueadas. De la superior parten las bóvedas y bajo la inferior hallamos una sencilla y bella arquería ciega de nueve arcos: dos a ambos lados del presbiterio y cinco en el hemiciclo. La bóveda de cañón del presbiterio está ceñida por dos arcos fajones que apean en semicolumnas con capiteles figurados. En el capitel derecho del arco toral vemos de nuevo el águila con alas desplegadas. En el muro meridional del presbiterio se abre la única ventana que ilumina el templo. El ábside se cubre con bóveda de cascarón (Imagen 7).

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Toda la arquería ciega muestra arcos de medio punto ligeramente peraltados, algunos de incipiente herradura (Imagen 6), con grueso baquetón que apoyan en jambas y columnas. En el ábside las columnas están prácticamente exentas. La mayoría de los capiteles han desaparecido o están muy deteriorados. El capitel de la lujuria, representada por dos mujeres desnudas cuyos pechos son mordidos por dos desproporcionadas serpientes (Imagen 8), situado en lado sur del presbiterio fue seccionado al abrir la hoy eliminada puerta de la sacristía.

Conserva este templo una pila bautismal decorada con dos líneas de dientes de sierra a ambos lados de un bocel sogueado (Imagen 9). La iglesia de Crespos comparte los mismos principios constructivos y decorativos que la de San Miguel de Cornezuelo, que habíamos visitado en la misma mañana, y probablemente el mismo autor. Es un templo que impresiona por su humildad, sencillez y rusticidad.

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Desgraciadamente, tal como denuncia Juan Antonio Olañeta en "Crespos en peligro de derrumbamiento", ya no tiene culto por el peligro que supone la inclinación de los muros laterales, el achaflanamiento de la bóveda de la nave y la creciente grieta de la clave de. los arcos fajones. Una restauración, hace unos cinco años liberó a la iglesia de los añadidos que cubrieron su estructura original y que parece ser que hacían las veces de contrafuertes. También se sustituyó por piedras la arena que sobre la nave se había colocado para efectuar el contrapeso de la estructura. Una bien intencionada restauración ha sido la causa de que -si en breve- no se actúa, la iglesia se derrumbe.

Desde "Románico Aragonés" nos unimos a las voces que denuncian el hecho y animamos a que sea un clamor el que pida a las autoridades competentes que actúen con premura para que podamos seguir disfrutando de esta encantadora iglesia, tesoro de nuestro patrimonio.