CAPITELES DE LA PANDA ESTE
(Primer/Segundo Maestros de Silos)
La crujía este del claustro, junto con la norte, son obra del primer maestro de Silos. Su forma de hacer es fácil de distinguir por varios detalles que se repiten en la misma. Las columnas se hallan muy separadas. Existe un amplio espacio entre ambas. Por otra parte, su forma es panzuda con abultamiento hacia su mitad ("éntasis") y en algún caso lucen pequeñas decoraciones a modo de relieves lisos circulares distribuidos simétricamente. Los capiteles son de doble cesta y ambas mitades aparecen muy bien delimitadas desde lo alto de los mismos. Hay una zona superior, casi cuadrada de las cestas, que hacia mitad se hace troncocónica invertida apeando por medio de collarinos muy separados. Los ábacos tienen una bella decoración labrada en su borde libre, el cual es de sección convexa.
Todas estas características podemos apreciarlas al primer golpe de vista en la imagen inferior correspondiente a la crujía este desde el ángulo noreste, por el que se accede al templo (puerta de las Vírgenes a nuestra izquierda).
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Todo esto a modo de características generales. En lo tocante al estilo de su obra, decir que su temática es realmente desconcertante. Monstruos, seres fantásticos que parecen sacados de cuentos orientales, motivos vegetales, etc. No responde a una influencia escultórica concreta y sus motivos parecen extraídos de las tallas en marfil, de la orfebrería, de miniaturas, de la escatología islámica o de mitos clásicos.
Inicia su obra con un capitel que posee las cestas cubiertas de retícula formada por cordón doble entrelazado. Motivos posibles gracias a la labor de trépano que posibilita el vaciado de pequeñas superficies creando bellos contrastes de luces y sombras (Imagen 2).
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Uno de los temas que se repite en varios capiteles de su mano es el que representa a aves de alargado cuello, a modo de flamencos, con una de sus alas elevada y la cabeza baja, picándose los artejos de sus patas (Imágenes 3 4 y 8 ). Puede ser el antecedente de las aves que el maestro Esteban talla en Sos del Rey Católico o en Leyre. Aquellas se interpretaban como representación de las almas que desean ser libres y pican sus patas para poder elevarse volando hacia el cielo.
Destaca el cuidadoso trato dado al plumaje de las aves formando pequeños triangulitos de líneas paralelas con el cañón central resaltado. Esta forma de hacer en las alas la veremos también en los seres angélicos y por supuesto repetida a distancia por los lugares de influencia de este arte silense (Me vienen, como no, a la cabeza las alas de los ángeles del maestro de Agüero en Cinco Villas.)
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El capitel 4 del claustro (Imágenes 5 a 7) nos muestra unos seres inclasificables, con apariencia de gráciles leones a los que una bestia quizá el cocodrilo alado (cocatris) muerde sus grupas y enrosca su cola que parece surgir de la boca del cuadrúpedo.
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Los capiteles número 6 y 13 del claustro (Imágenes 9, 10 y 13) presentan unos detallistas leones que enredados en una maraña de tallos vegetales pugnan por liberarse de los mismos. En los capiteles los vemos morder con rabia estas ligaduras que les impiden ser libres. Algo que enlaza con el deseo de volar de los flamencos que picotean sus artejos. También en este motivo advertimos con fuerza la influencia de la eboraria.
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Las imágenes 11 y 12 -capiteles 7 y 30 del claustro- corresponden a grifos persas; variante de los grifos que poseen cabeza de león y cuerpo de águila. Otra variedad sería el grifo asirio, con cabeza de águila, cuerpo de león alado y orejas bien desarrolladas, que también veremos más adelante. De nuevo podemos apreciar la meticulosidad del trabajo de sus plumas y la representación de sus patas, con artejos muy similares a los de los flamencos ya vistos.
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