LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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-BARRIOS DE LA COLINA. MONASTERIO DE SAN JUAN DE ORTEGA-



UTM 30T 464061 4691599 940 m

(BURGOS)

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Érase que se era un noble burgalés de nombre Juan de Quintanaortuño y discípulo de santo Domingo de la Calzada que allá por los inicios del siglo XII tras sus correrías por Tierra Santa decide darse un merecido descanso en la comarca de los Montes de Oca dedicándose a socorrer a los peregrinos que hacia Compostela marchaban. Erigió una capilla en honor de San Nicolás de Bari por haberle librado de un naufragio según regresaba a la patria grande y a la chica. El lugar se convertirá en custodio de las múltiples reliquias que el noble se trajo de Tierra Santa, Junto a dicha capilla, hoy desaparecida, construyó un albergue para alojar a los peregrinos, y parece ser que también un hospital. Y es así cómo comienza el origen del monasterio de San Juan de Ortega, en la pedanía de Barrios de Colina y a tiro de hueso de mamut del yacimiento de Atapuerca. Después de la capillita se acometerán las obras de la iglesia, bajo la advocación de san Nicolás, de la que…dicen…¡¡el mismito noble diseñó los planos!!

Desde el siglo XII el monasterio fue habitado por un grupúsculo de canónigos regulares de la orden de San Agustín, hasta que en el siglo XV fueron reemplazados por los Jerónimos que serán los que en el XVII construyan el llamado claustro grande, de tipo herreriano. (Del XV o puede que de principios del XVI es el otro claustro, chiquito, denominado “el claustrillo”, pequeño patio porticado que hoy forma parte de la hospedería jacobea. En mitad del patio han colocado una pila de agua benditera de cuya información os adjunto foto del panel informativo -Imagen 2-)

 

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Claustro grande y chico se comunican mediante un pasillo sin cubierta que pasa por detrás de la capilla de san Nicolás y que alberga un diminuto museo al aire libre con piezas desubicadas. (Imágenes 3 a 7).

La iglesia del monasterio, llamada de San Nicolás (para la mayoría, de San Juan de Ortega), presenta trazado, cabecera y transepto románicos, para unos del último tercio del siglo XII, para otros de principios del XIII basándose en la tipología de la construcción. En esta primera fase constructiva se realizan la cabecera, el muro este del transepto y sus pilares exentos. En una segunda fase, durante el siglo XIII, se finaliza la nave transversal o transepto. Y ya en una tercera, hacia mediados del XV, se edifican las naves, la fachada de poniente, y se construye la capilla renacentista de San Nicolás, muy presumiblemente sobre la primitiva que levantó el noble Juan.


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Para que os hagáis composición de lugar, tanto en la planta como en la vista aérea, el número 1 es la iglesia, el 2 la capilla de San Nicolás, el 3 y 3b el claustrillo, el 4 el pasillo que comunica claustrillo y claustro, y el 5 el claustro jerónimo (Imágenes 9 y 10)

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El exterior del templo es de una sobriedad casi espartana, salvo por algunos canecillos geométricos y otros de cabezas humanas. Posee triple cabecera, algo muy inusual en el románico burgalés, y de los tres ábsides semicirculares destaca notoriamente el central por tamaño y por decoración.

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En este precioso ábside central destaca el juego visual que ofrecen las dobles columnas entregas o adosadas y los arcos superpuestos. Las columnas se encargan de dividir la superficie absidal en cinco paños, en cada uno de los cuales se disponen dos arcadas ciegas situadas a diferente altura y apeadas en columnas con capiteles vegetales. En los tres paños centrales, y bajo la arcada inferior, se disponen las ventanas a modo de simple vano rasgado al exterior pero con gran abocinamiento en el interior del ábside.

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En ese juego de volúmenes que hemos mencionado participan las dobles columnas entregas junto a aquellas sobre las que apean las arcadas ciegas, unión que se realiza en la mitad inferior del ábside formando un haz de seis columnas. Los ábsides laterales se limitan a dejar protagonismo a su hermano mayor y como adorno tan sólo presentan un par de columnas dispuestas más bien lateralmente con capiteles vegetales, y algún contrafuerte.

Nos adentramos en el interior del templo a través de la portada de poniente que data del siglo XV y que presenta un sencillo arco apuntado y blasones episcopales (Imagen 13).

(Fotografías y texto: Cova Cañas)

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