Moissac, ha sido , es y será para el peregrino, ligero de equipaje, que
desde lejanas tierras galas o desde otro punto de Europa, dirige sus pasos a Compostela, una etapa en su largo
caminar. En la antigua abadía de San Pedro, encontraban alivio para sus cansados cuerpos y aliento espiritual
para proseguir la larga ruta.. En la actualidad a Moissac, llegan además otro tipo de visitantes: los amantes
del arte románico.
En Aguilar de Campoo, lugar de encuentro de muchos de ellos, de manera espontánea y fortuita, hicimos amistad
un grupo heterogéneo en edad, sexo y lugar de origen, pero con un punto en común: nuestro amor
o locura, como queráis llamarlo, por el Románico y el Medievo. El lazo amistoso nacido en esta bella
ciudad con olor a galletas no se deshizo, como suele ocurrir en muchas ocasiones, sino que cada vez es más
fuerte y gozamos con nuestros encuentros en Aguilar o en cualquier punto de España, siempre que es posible.
Pues bien, durante la celebración de los cursos de El Monacato y Las claves del año 2003, surgió
la idea de conocer algo del Románico del sur de Francia. Y en el verano de 2005, un grupo de seis amigos,
en dos coches, lo llevamos a cabo. Para mí era algo irrealizable y utópico conocer lo que siempre
veía en los libros: Conques, Moissac, Perigueux ...etc. Estar allí... la realización de un
sueño imposible. Y como dice Antonio García Omedes: "Si es que no hay como tener amigos".