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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-GRANJA DE MORERUELA. MONASTERIO DE Sª Mª DE MORERUELA (Cont.)- |
UTM 30T 269326 4632638 698 m. |
(ZAMORA) |
El interior de templo monástico, aun a pesar de su ruina, es espectacular, especialmente la zona de la cabecera que es la mejor conservada del mismo. Volver la vista a poniente hacia donde estuvo la nave, es desolador (Imagen 14). Solo los arranques de los nueve pares de pilastras que marcan la separación de sus tres naves nos permite hacernos una idea de su majestuosidad.
La nave transepto conserva una pequeña parte de su bóveda de medio cañón en el lado norte (Imágenes 1 y 4). A ella abren los extremos del deambulatorio -por medio de vanos doblados levemente apuntados- y el altar central del templo -de medio punto perfecto también doblado-. Todo ello articulado en torno a dos potentes pilastras de sección cruciforme con semicolumnas adosadas y columnillas en sus ángulos para el volteo de las desaparecidas nervaduras del tramo central del transepto (queda el arranque de las mismas).
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El magnífico ábside central se compone de dos tramos bien definidos: un presbiterio recto, cubierto por medio cañón y el cilindro absidal que lo hace con cuarto de esfera reforzado por seis nervaduras de perfil triple que convergen en la clave y apean a media altura en ménsulas del tipo "cul de lamp" (Imágenes 6 y 7).
El cilindro absidal está formado por ocho pilastras circulares a modo de columnas que se alzan sobre bancada corrida, dejando un acceso en la unión de presbiterio y cilindro absidal en su lado sur (Imágenes 7 y 8). En ellas apean otros tantos arquillos que son de medio punto en el presbiterio y apuntados en el cilindro absidal.
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El paramento constituido por las pilastras circulares descritas, se continua en altura, tras una línea de imposta en la que arrancan las nervaduras de la bóveda, con la serie de siete vanos derramados que ya veíamos al exterior (Imagen 6). Poseen una arquivolta cada uno, a base de baquetón apeado en capiteles y basas no decorados. La bóveda del ábside es de medio cañón y llama la atención la notable longitud de los elementos que la componen así como su perfecta disposición.
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Tras la fila de pilastras-columna discurre el deambulatorio. Angosto, al igual que lo fueron las naves laterales de las que es prolongación. Al mismo abren cinco de los siete absidiolos y entre cada dos, una semicolumna adosada que sirve de apeo a la estructura de la bóveda corrida del mismo. El algunos casos lucen decoración en capiteles y basas, como lo visto en las imágenes 10 y 11.
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Cubre el deambulatorio con una sucesión de bóvedas de arista, cuadradas en el presbiterio y trapezoidales en el cilindro, reforzadas con nervaduras de triple sección (Imagen 9). Los cilindros absidales que abren al deambulatorio son de medio punto y de hechura muy sencilla, sin más decoración que la imposta, la propia dobladura del arco de acceso en unos o la existencia de un fajón apeado en ménsulas en otros (Imagen 13). Con seguridad, la decoración fue pictórica, con alusiones a la consagración y advocación de cada uno de ellos como podemos ver todavía en el monasterio de Veruela en Zaragoza. Los absidiolos de los extremos abren a la nave transepto y sus embocaduras son dobladas y apuntadas (Imagen 12).
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Una portada en el lado norte del arranque de la nave permite el acceso a lo que fuera claustro monástico, del que no queda sino su planta (Imágenes 16 y 17). Desde lo que fuera crujía norte se accede a los restos de la sala capitular y a otra dependencia monacal que veremos más adelante.
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