Lunes 11 de Marzo de 2005. Otra borrasca se ha empeñado en que esta incipiente primavera tenga nostalgia de los días invernales. Pero tengo el día libre, la cámara con espacio para muchas imágenes, cinco iglesias del sudoeste de Navarra por visitar localizadas en mi GPS. Y madrugando a modo, todo el día por delante como para que no me detengan ni el cierzo ni la fina lluvia, que en ocasiones ha sido nevusqueo. Autopista del Ebro adelante hasta Logroño, donde salgo en dirección a Estella. En el camino y siguiendo el Camino, Torres del Río con la segunda iglesia octogonal templaria de Navarra al modo de Eunate. Peregrinos de todas las edades a pie y en bicicleta forrados de chubasqueros de vistosos colores me indican bien a las claras qué ruta sigo. Visitado el templo octogonal, sigo ruta hasta Los Arcos, donde me desvío a izquierda para disfrutar de Mues, Ubago, cruzar un alto en la sierra a la vera de las nevadas puntas de la Serranía de Codés (Imagen 9), frontera con Álava y asombrarme con el increíble monasterio cisterciense de Azuelo donde se guarda la reliquia del cráneo de San Jorge. Más adelante Aguilar, con la encantadora ermita de San Bartolomé poco al sur de su caserío. Se sigue camino hacia Viana por Aras y enseguida otra vez en Logroño, para retomar cada uno su ruta. El track de esta gira que indico va grabado en la cabecera de página para poderlo descargar y seguir.

En cuanto a la cronología del templo, a pesar de que en general se habla de un momento tardío del románico para él, mi opinión es que en sus hechuras pueden al menos intuirse tres momento culturales diferentes. Uno más arcaico en el que encaja la cabecera con sus arcaicos ventanales así como los pequeños en altura del muro sur. Toscos sillares. Dovelaje en vanos de aspecto castrense... Me arriesgo a intuir un momento de mediados del XI o inicio del XII. Otro momento al que correspondería la edificación de la bella portada sur de hacia el último tercio del XII (Olañeta atribuye su tímpano al Maestro del Claustro de la Catedral de Tudela quien trabajó en él a finales del XII). Sillares mejor escuadrados y trabajados, óculo en hastial de poniente... Y por fin un momento ya tardío, gótico, en el que se rehacen las bóvedas de crucería del templo. Quizá a inicio o mediado el S.XIV.

El más bello motivo del templo, por el cual merece la pena acercarse hasta este lugar, es el tímpano situado sobre su portada sur. Esculpido en relieve de notable bulto nos muestra una composición que en sus líneas generales sigue la tendencia marcada por la Iglesia de San Pedro el Viejo en Huesca y más tarde repetida por el Maestro de Agüero en varios lugares de las Altas Cinco Villas. Dos Ángeles genuflexos sujetando con ambas manos el crismón trinitario de tipo navarro (por cuanto que lleva la tilde dentro del vano de la "P") en el que el Cordero Místico toma carta de naturaleza debido a su relevante tamaño. Alfa y omega están buriladas sobre el fondo, mientras que la "S" destaca en relieve enroscada al brazo correspondiente. Hay tres inscripciones en el tímpano: una circular en torno al crismón (Apocalipsis 5,12), la que muestra el Agnus Dei en cartela y por fin otra en la frontal inferior del tímpano (Salmos, 5-8).

Su lectura es la siguiente:

-DIGNVS EST : AGNVS : QVI OCCISVS EST ACCIPERE : VIRTVTEM DIVINITATEM : SAPIENTIAM FORTITVDINEM : HONOREM BONE (Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la bendición)

-AGNUS DEI (El Cordero de Dios)

-INTROIBO : IN DOMVM : TVAM : DOMINE : ADORABO : AD TEMPLVM SANCTUM : TVVM : IN TIMORE TVO (Mas yo, fiado en la muchedumbre de tu piedad, entro en tu morada y me posterno ante tu Santo Templo, en tu temor)

Lamentablemente el gran relieve otorgado al Cordero Místico facilita el hecho de que algunas aves se resguarden en el tímpano, sobre su cabeza, tapizando de un blanco y blasfemo guano la misma, el lomo, su mano izquierda y el arranque de la propia inscripción que se inicia bajo la "S" en sentido horario. En una ulterior visita (octubre 2009) comprobé que por delante del tímpano se ha tendido un entramado de pequeñas sirgas paralelas que impiden el acceso de grandes aves a su habitual posadero en la cabeza del Cordero. El resultado estético y fotográfico no es agradable; pero lo protegen de esta circunstancia (Imagen 11).

La portada se compone de una arquivolta a base de dovelas biseladas. Apea por medio de ábaco liso en sendos capiteles esculpidos con sus correspondientes columnas monolíticas que acaban en basas áticas. Por fuera guardapolvo sin decoración.

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Los capiteles mencionados son de fina labra y muestran en el lado oeste dos monstruos con cabeza de gallo y cuerpo alado con cola de dragón y pezuñas muy al estilo del Maestro de Agüero. De fondo decoración vegetal de efecto puntillista muy elaborada (Imagen 13). El del lado este, con una composición similar al anterior, difiere de aquél en que las aves de sus caras son águilas que apresan con sus garras a otras avecillas mucho más pequeñas (Imagen 16). Sustentando el tímpano y en lo alto de jambas rectas, dos modillones que en el intradós portan decoración escultórica. A nuestra izquierda, las cabezas de sendas fieras que están devorando un cordero (Imagen 14) y enfrente una pareja de bueyes en postura frontal (Imagen 15).

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Al interior, el espacio se divide en cabecera y nave. La primera está dominada por el efecto de sus tres alargados ventanales de aspecto arcaico con su derrama inferior escalonada (Imagen 8). Hay una credencia al lado norte del cilindro. Cubre con bóveda de crucería cuyas nervaduras arrancan de pequeñas ménsulas sitas entre los ventanale (Imagen 7). La nave se divide en dos tramos por medio de sendas pilastras adosadas a sus muros. Sobre ellas debió de voltear fajón; pero hoy sirven de apoyo a nervaduras de la bóveda. Cada uno de los tramos tiene seis nervaduras convergentes en su centro, y entre ambos otra en forma de pequeño fajón apuntado.

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Los ventanales del muro sur cierran al interior por medio de mármol traslucido trilobulado. Hubo coro alto a los pies del templo, y resta del mismo su apeo en forma de tres pares de ménsulas sencillas que le dieron apoyo. Con las actuales bóvedas, no hubiera quedado espacio para el mismo (Imagen 9). En fin, que es un lugar delicioso de los que se pueden visitar con entera libertad y tranquilidad y que depara muchas y agradables sorpresas para quien esté dispuesto a escuchar a sus viejas piedras. Merece la pena detenerse a contemplarlo.