El interior
del templo no tiene parangón con lo visto al exterior. De inmediato
destaca el hecho de que los dos tramos de cabecera cubren con bóveda
de crucería del XVI. A los pies,
coro alto de madera y el acceso a la torre. Los dos tramos posteriores
conservan la bóveda apuntada y arcos fajones doblados que apean
en ménsulas de estilo cisterciense en el propio muro. Los muros
laterales y el de cierre son los originales del templo y en ellos podemos
hallar dos puertas cegadas de alargado formato y medio punto. Una hacia
los pies del muro norte y la otra centrando el oeste, semioculta por la
maquinaria del aparato de calefacción cuya chimenea sale por el
ventanal oeste.
Los capiteles que coronan
las columnas del arco triunfal son de una tosquedad que hace raya con
todo lo visto en el templo (Imágenes
2 y 4). Caras de mediocre hechura, de las que en ocasiones
salen directamente pies o manos. Comoquiera que la bóveda
que cubre el cilindro absidal es descaradamente de época posterior
a la perfecta hechura del cilindro que la sustenta, es muy probable que
cuando se rehiciera fueran sustituidos los originales por los que ahora
vemos.