La cabecera del templo
es de una gran complejidad edificativa a la par que de una cuidada geometría
en planta. Cuatro recios pilares cumplen la función del muro de la
cabecera del ábside mayor. En ellos descargan tanto la bóveda
del ábside central, como la del deambulatorio, a través
de columnas adosadas a los mismos. Entre cada dos pilares, un arco túmido
muy apuntado proporcionando un bello efecto a la cabecera. Lamentablemente
el retablo del altar mayor, ha ocultado los centrales. Es bello el contraste entre
el primero de estos arcos apuntados y el de medio punto muy peraltado
que comunica presbiterio y deambulatorio (Imágenes
1 y 8).