La cabecera
del templo se organiza al exterior a base de tres ábsides sobresalientes
del muro este de la nave transepto. Hay dos ábsides más,
cercanos a ambos extremos, pero no tienen traducción al exterior.
Por delante del ábside central y unida por un arco apuntado que
sirve para cerrar el espacio meridional del templo, hallamos la capilla
gótica de San Jorge, del XIV con aspecto de pequeño torreón
defensivo (Imagen 1).
El ábside central es de mayor altura y tamaño que los laterales
y también sobresale más por la existencia de un amplio presbiterio. Los cilindro
absidales se alzan sobre una base de sillares de mayor radio que ellos.
En el central esta base forma un pequeño talud escalonado. A partir
de este basamento y sobre plintos, se alzan semicolumnas adosadas que
decoran los cilindros absidales. En origen
alcanzaron la cornisa; pero hoy solo lo hace la semicolumna del ábside
norte, que debe de ser junto con el del lado sur más antiguo por
cuanto que su ventanal es de medio punto, diferente al estilo cisterciense
del resto de los de la cabecera (Imágenes
1 a 4). También el ábside norte
es el único que conserva sus canecillos. El ábside sur recibió
dos semicolumnas, una solo el norte y seis el central. Segmentan los cilindros
en lienzos verticales. En el central, los tres anteriores son ocupados
por alargados ventanales. Recorrieron la cabecera
sendas molduras de las que hoy apenas queda señal. La inferior
a nivel del arranque de los ventanales y la superior continua los ábacos
de los capiteles en los ventanales. En los lienzos laterales del ábside
central, donde no hay ventanal, se colocó a mitad de camino entre
las existentes. (Imágenes 2 a 4).