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En el inicio del otoño de 2016 la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo me invitó a participar como ponente en su curso anual de "Fotografía del Patrimonio". Una de las jornadas se dedicó a trabajo de campo para fotografiar algunos de los monumentos del entorno de Aguilar y en esta salida visitamos y fotografiamos un interesante monumento medieval como es el eremitorio rupestre dedicado a San Vicente situado en las afueras de la localidad de Cervera de Pisuerga. Este lugar se halla a unos quinientos metros al sureste de Cervera cercano a la población de Vado poco antes de la confluencia del río Rivera con el Pisuerga. Los dos focos más importantes del fenómeno religioso rupestre, según indica Esteban Sainz Vidal: la zona andaluza de Málaga-Almería (Bobastro es lugar emblemático como ejemplo rupestre del modo de hacer mozárabe) y al norte los valles altos de los ríos Ebro y Pisuerga desde Cervera de Pisuerga hasta Nájera.

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En el caso de Cervera de Pisuerga nos encontramos ante una estructura realizada a base de rebajar y vaciar un afloramiento rocoso hasta conformar algo parecido a un sencillo templo con su necrópolis y algunos elementos de uso funcional como silos o bañeras. El volumen del eremitorio da una longitud de unos siete metros y está orientado hacia el este. Situados frente al mismo, como en la imagen 1, vemos dos grandes aberturas. La de nuestra derecha era el único punto de acceso al interior por medio de una serie de escalones labrados en la piedra (Imagen 5). Con posterioridad uno de los arcosolios laterales, el del lado norte, se horadó para conformar un nuevo acceso al interior bastante regular (Imágenes 4 y 8). La segunda de las aberturas de la zona oriental del eremitorio, situada a nuestra izquierda, es la que conformó la cabecera del templo. Su perfil está rebajado en la roca, permaneciendo el encastre para el pie de altar pero ha desaparecido la estructura de cierre de esta cabecera que probablemente sería edificada a base de mampostería (Imágenes 5 a 7).

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Es destacable el hecho de que el perfil de la cabecera es plano compatible con una hechura hispano-visigoda señalando hacia los siglos IX y X, con las lógicas dificultades para asegurar cronología dada su peculiar hechura arquitectónica. Por delante del eremitorio y en su entorno pueden verse algunas de las múltiples tumbas antropomorfa excavadas en la roca y orientadas con la cabeza a poniente y los pies al este. Se han localizado alderredor de cuarenta tumbas en el entorno del templo y en su interior. Al interior de esta estructura podemos comprobar la existencia de esos dos volúmenes señalados. el del primitivo ingreso y el de la cabecera así como los rebajes para conformar escaleras de acceso y delimitar zonas litúrgicas (Imagen 5). En los laterales del eremitorio se excavaron sendos arcosolios, a modo de pequeñas navecillas laterales, con función de tumbas excavadas en la roca (Imágenes 5. 8, 9 y 11). El correspondiente al lado sur, como ya he dicho, se horadó para componer un nuevo acceso al interior y para aumentar la luminosidad (Imágenes 4 y 8). Al fondo del eremitorio al lado norte, hay una cavidad de menor altura a modo de pequeña sala añadida cuya función se ha atribuido a sacristía aunque también pudo ser una celdilla de habitación del eremita (Imágenes 9 y 10).

En fin, un delicioso monumento religioso medieval diferente a lo que estamos acostumbrados a ver y que nos hace considerar un tipo de manifestación religiosa cristiana arcaica propia de un momento en que los eremitas huyen y se refugian del invasor islámico ya sea en estructuras excavadas como la mostrada o en cuevas naturales como en el caso del inicial monasterio de san Juan de la Peña, entre muchos otros.

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