El escultor de esta escena, de nombre Miguel, se representó a si mismo en actitud de trabajar. Luce vestimenta similar a la de los apóstoles. Está sentado, con el puntero en la mano izquierda y una maceta en la derecha acabando de labrar la escena. Lleva gorro, media melena y curiosamente se representó trabajando sentado. Desde su escaño, se vuelve hacia nosotros mirándonos directamente. En el arquillo que lo enmarca aparece epigrafiada la inscripción que lo identifica: "MICAELIS ME FECI". Detrás de él, apoyado en su escaño hay un libro abierto, probablemente el empleado para documentar su trabajo. Libro que lo une al personaje situado al final de la arquivolta y que estoy convencido que ambos son parte de la misma idea que el artista quiso transmitir: comitente y magister unidos por su obra.

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Las seis arquivoltas vistas apean por medio de ábaco corrido con decoración de baquetón en su borde libre y orla de semicírculos con la convexidad hacia arriba, separados por un pequeño orificio de trépano sobre un circulito mínimo, idéntico a lo que vemos en la portada sur de la nave en Santa Eufemia de Cozollos, donde hay al igual que aquí una pareja de arpías, sin lugar a dudas de la misma mano (Compararlas con las del capitel de la imagen 6).

Los capiteles a nuestra izquierda muestran sucesivamente: dos grifos; un personaje desquijarando a un león y otro monstruo al lado (Imagen 4); lucha entre centauro y monstruo (Imagen 5); dos grifos; dos monstruos afrontados por el dorso; dos arpías idénticas a las de Cozollos (Imagen 6); y ya sobre la jamba, la lucha de un personaje con cota de malla, escudo y espada y un león (Imagen 7).

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En el lado derecho, de dentro a afuera, sobre la jamba y continuando en el capitel : las tres Marías ante el sepulcro vacío mostrado por un ángel (Imágenes 9 y 10); dos capiteles vegetales "andresinos"; lucha entre un peón cubierto con cota de mallas y dos monstruos (al más próximo lo toma por el cuello y le da una lanzada); dos monstruos luchando que forman una especie de línea espiral (Imagen 8); y al extremo, otro capitel vegetal andresino.

 

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Al interior confirmamos que el templo es de nave única. Cubre con techumbre de madera a dos aguas. La cabecera abre en el hastial este por medio de un arco triunfal apuntado que se alza hasta la bóveda presbiteral desde dos capiteles historiados. El cilindro absidal se centra por ventanal derramado, con una arquivolta y dos pequeños capiteles con estrechas columnillas, al estilo de lo visto al exterior (Imagen 13). Sobre él, corre imposta biselada y la bóveda de cuarto de esfera apuntada. Por delante hay un presbiterio asimismo apuntado. Quedan en la cabecera restos de pinturas renacentistas con escenas de la vida de la Virgen (Imágenes 11 y 12).

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Los capiteles del arco triunfal muestran en el lado sur una escena de Daniel entre los leones (Imagen 16) y enfrente, una escena repetitiva en esta zona que he visto en Cervatos, Santa Eufemia de Cozollos, Villanueva de Pisuerga (en Palencia), etc. Se trata de un personaje, aquí es un ángel, asomando por encima de volutas que semejan olas (Imagen 15).

Hay coro alto de madera a los pies del templo. Bajo el mismo, al norte, se encuentra la pila bautismal con su copa tachonada de flores tetrapétalas en parejas verticales y alojadas en pequeñas celdillas rectangulares (Imagen 17).

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En fin, una delicia de iglesia y sobre todo, de portada. No me resisto a opinar sobre la misma: me da la impresión de que en la portada hay dos manos diferentes en su escultura. Una, "certificada", es la del maestro Miguel que esculpe el apostolario. Su labra es inexpresiva, falta de movimiento y repetitiva. Muy minucioso en detalles, pero sin "genio". Por otra parte, los capiteles que nos muestran un repertorio al uso de luchas entre personas y monstruos, motivos vegetales, arpías o escenas testamentarias; pero el modo de hacer es el de un maestro genial. Las figuras tienen alma, movimiento. Llenan la cesta del capitel por completo, a veces de forma anárquica... Es otro escultor, que trabajó también en Cozollos. Sus arpías, idénticas, lo delatan. Todo ello bajo el entorno -como no- de San Andrés del Arroyo, cuyos matices también hallamos en ambas.

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Las tres últimas imágenes corresponden a la salida que hicimos durante los cursos de Aguilar de Campoo el 2 de agosto de 2008. Fue una de las pocas veces que coincidí personalmente con Cova Cañas, quien al año siguiente empezó a colaborar en esta pagina web con sus textos e imágenes, sobre todo de lugares de Asturias, manteniendo una intensa y fructífera relación "epistolar". En la primavera de 2014, lamentablemente falleció de forma prematura. Ahora, en la primavera de 2021, estoy a la espera de recibir de su familia sus archivos fotográficos con la intención de revivir momentos que la hicieron feliz para trabajarlos y compartirlos en esta web a fin de que otros amantes del románico tengan referencias de los mismos a través de sus fotografías. De este modo, seguirá viva en nuestra memoria.