EL ROMÁNICO |
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5.- EL TEMPLO ROMÁNICO
B) - Decoración |
Una de los elementos decorativos del templo
que hasta ahora (otoño 2009) me había pasado desapercibido
es la decoración de su pavimento con mosaico. En
realidad es una forma diferente de "pintar". El artista traduce
la idea a transmitir con pequeños fragmentos de piedra, mármol
o pasta de vidrio de diferentes colores. Láminas de mármol
u otro material que luego se fragmentan primero en tiras y después
en pequeños cubos llamados teselas. Previa preparación del
pavimento y bosquejo del dibujo, se ejecuta la obra en un proceso quizá
más próximo a la realización de un tapiz a base de
puntadas de colores que a la pintura propiamente dicha.
Dos templos de la francesa región
del Bearn que he visitado recientemente han sido quienes me han hecho reconsiderar
este aspecto del arte románico. El primero de ellos, que muestro
en esta pagina es la catedral de Nuestra Señora de la Asunción
en Lescar. Su cilindro absidal muestra una decoración
a base de mosaico que conserva tres zonas bien definidas. La central, donde
estuvo el escudo de armas del obispo Guido de Lons impulsor de la realización
del mosaico, no fue conservada. Si se conserva la epigrafía que data
el mosaico, puesto que lo sitúa en tiempos de dicho obispo (1115-1141) el
cual procedió a rehacer la catedral a partir de 1120, fecha post
quem para el mosaico (DOMINVS GVIDO EPISCOPVS LASCVRENSIS HOC FIERI FECIT
PAVIMENTVM)
La porción central del pavimento
muestra una bella decoración geométrica a base de círculos
conteniendo elaboradas rosetas y circundadas por una cenefa de líneas
onduladas y rosas.
El lateral del lado sur en el que se halla
la epigrafía, muestra una escena para la que todavía no hay
explicación convincente. Desde la epigrafía hallamos un arquero
cojo al que le falta el pie derecho y que suple su defecto con una curiosa
prótesis, que funciona a la perfección a juzgar por la imagen de carrera en que se muestra. Tensa su arco contra una pieza imaginaria,
aunque apunta al nombre de Guido en una época
en la que pocas cosas son casuales. Lleva al hombro
un cuerno de caza y sus rasgos son contradictorios, dado que si bien su
pierna sana es clara (acaso sea una calza), la cara y las manos son oscuras. Luce calvicie hipocrática señalándolo como de edad avanzada.
Tras la figura del arquero siguen un burro
y atado a su rabo un perro que parece no querer seguir adelante. Sobre su
lomo epigrafiada aparece la palabra "AVFIO" quizá su nombre.
Al lado norte del pavimento del cilindro
absidal hay otra escena de caza dividida en dos registros con las figuras
en sentido inverso. Primero, cerca de la nave, un personaje a pie con cuerno
de caza clava su lanza en un jabalí al que un perro muerde en el
lomo. Bajo él hay un ave de larga cola, acaso el halcón del
señor que caza. El personaje luce tocado con apariencia de mitra que podría identificarlo con el propio obispo Guido.
Tras esa escena hay otra más alargada,
en la que dos leones dan caza a un rumiante. De nuevo aves rodean la escena.
Una bajo cada león y otra sobrevolando al rumiante. Los pies de las
figuras de esta escena se dirigen hacia el centro del ábside, al
contrario que los de la precedente.
A pesar de que
lo visto induce a pensar en escena de caza, creo que no es el lugar adecuado
para los motivos simplemente cinegético, por muy aficionado a la
caza que fuese el obispo Guido. Más creo que en las escenas se representaron la lucha
entre el bien y el mal: fieras contra rumiante tan representadas en la
escultura de esta época. El obispo arremetiendo contra el jabalí
está luchando contra el mal. Y en la otra banda el arquero con atributos
de imperfección (cojo y negro, raza que en ese momento histórico
era utilizada en escultura para representar el mal) podría estar
atentando contra el propio Guido, a cuyo nombre apunta su flecha.