La decoración de los canecillos
que adornan el exterior del templo, así como los
reutilizados en el interior, corresponden al esquema general de la escultura
del románico pleno del siglo XII no diferenciándose en nada de
los vistos en otros templos de ese momento. Los motivos son iterativos,
sin faltar los exhibicionistas en posturas obscenas ni la pareja en claro
arrebato amoroso.