La pequeña localidad
de Garray se sitúa a unos seis kilómetros al norte de Soria.
Su nombre, por encima del románico, evoca la ubicación de
la ciudad arévaca de Numancia, cuya tenaz resistencia ante Roma
fue doblegada por el general Escipión el Africano que la arrasó
el 133 A. de C.
Sobre una plataforma
a media ladera del cerro que sustenta el sitio arqueológico de
Numancia, encontramos la iglesia dedicada a los Santos Mártires,
apócope de su actual dedicación de "Los santos mártires
Nereo, Aquileo, Pancracio y Domitila" cuyas reliquias fueron importadas
desde Roma en
el siglo XVIII para sustituir la anterior advocación a san Miguel.
Castro y ermita, alzados sobre
un pequeño cerro, se sitúan al sur del caserío y desde
el mismo vemos transitar a los pies un todavía pequeño río
Duero. Se puede llegar con el coche hasta la propia ermita, al lado de
la cual hay una zona de estacionamiento. El templo fechado en 1231 es
Monumento Histórico Artístico desde 1994, mencionándose
documentalmente por primera vez en 924 por el rey navarro García
Sancho. (7 de agosto de 2007 y 8 de febrero de 2019).
El templo actual es en
su mayor parte reedificado, quedando como elementos originales la cabecera
y la bella portada situada al sur. En origen tuvo una sola nave y cabecera
triple, con dos pequeños absidiolos flanqueando al central de los
que no queda sino el meridional, tan solo visible al interior. Al exterior, su ábside
central se manifiesta como una cabecera compuesta por cilindro absidal
y amplio presbiterio edificados en piedra arenisca bien escuadrada y ajustada
(Imágenes 1 a 4). Dos semicolumnas adosadas generan
tres lienzos en el ábside, cada uno de los cuales se centra por ventanal
aspillerado de un aspecto más defensivo que decorativo. Aun así,
se perfilaron con una pequeña cenefa de rombos excisos (Imagen
6). En altura, canecillos decorados sustentan cornisa de ajedrezado
jaqués.
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6b
La extraña planta del templo cuya nave es más ancha que larga pude inducir de entrada a pensar que se edificase algún tramo más no conservado en la actualidad, pero a la vista de la imagen aérea de la misma (Imagen 6b) esa posibilidad es impensable dado que el templo ocupa la pequeña superficie de un cerro amesetado en el cual no hay espacio para poderlo prolongar a poniente. Quizá su extraña forma pudiera venir condicionada por una edificación preexistente cuyos fundamentos se aprovechasen para edificar la iglesia, sacralizando un espacio previo "pagano". Tan solo una adecuada prospección arqueológica de la zona podría confirmar o no esta hipótesis.
Nada tiene de especial
el presbiterio, salvo los canecillos en altura y algunos grafitis de aspecto
esotérico que me evocan a lo visto en la localidad oscense de Chibluco. La planta del templo puede verse en la imagen 6a.
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Lo más importante
y digno de visitar al exterior de este tempo es su singular portada. La contiene un
cuerpo adelantado al rehecho y encalado muro y se guarda por tejaroz sustentado
por media docena de canecillos (Imágenes 6 y 7).
Posee una arquivolta decorada al exterior por orla decorativa formando
plegados por fuera de una sucesión de semicírculos secantes,
al más puro estilo "San Juan de Duero" (Imagen
9). Apea en una pareja de
capiteles decorados con monstruos en el lado oeste y arpías en
el este (Imágenes 13 a 16) de buena hechura.
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El tímpano es
un elemento singular que relaciona este templo con la decoración
tachonada de "margaritas" de San
Juan de Rabanera en la capital así como con la portada norte
de Tozalmoro.
En su periferia encontramos trece pequeños arquillos en
sucesión con pequeños bezante en sus uniones exteriores
que cobijan cinco cabecitas humanas en la porción central (Imagen
12), flanqueadas de cuatro en cada lado, monstruosas (Imagen
13)
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Por dentro de esta zona,
hay otra ocupada por siete círculos tangentes. En el central, el
más pequeño, pero el de mayor trascendencia, se inscribe
una cruz de brazos iguales, flordelisada (Imagen 12)
a partir de la que parecen desprenderse y crecer los motivos vegetales:
los más próximos a ella, simples tetrapétalos y por
fuera elementos de mayor complejidad y decoración, para culminar
con el de mayor tamaño ocupando la zona central del tímpano
a modo de apoteosis o estallido simbólico a partir de la idea de
la divinidad.
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Las mochetas en las que
apea el tímpano son de sencilla hechura y se alzan sobre parejas
de semicolumnillas labradas en el mismo bloque y en la zona alta de las
mismas se labró una pequeña carita orlada de motivo decorado
(Imagen 17).
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Al exterior del presbiterio sur hay una inscripción a lo largo de dos sillares en la que podemos leer en tres líneas ANNODMINI / MCCX / XXI equivalente a 1231.