Tras la galería,
la portada no es de menos importancia. A pesar de la aparente modestia
de sus tres arquivoltas, en la segunda fueron esculpidos en sus ocho dovelas
una serie de motivos que condensan lo mejor del románico castellano
de este tardío momento de finales del siglo XII o principios del XIII. La arquivolta central,
que recibe la decoración, apea en sendos capiteles con decoración
escultórica. Arpías en el lado oeste y personas luchando
con monstruos en el oriental, asimismo en clave silense (Imágenes
11 a 14). Por fuera de las arquivoltas hay un guardapolvo decorado
con carnosos y arriñonados motivos vegetales.
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Los motivos esculpidos
el la arquivolta central, probablemente por hallarse a resguardo de la
climatología, se han conservado de modo excelente. Son ocho dovelas
en las que podemos hallar: una pareja de arpías con las cabezas
vueltas hacia el espacio entra ambas (Imagen 3 y adosada),
un varón de extraña calvicie (¿tonsura?) que cabalga
y ataca a un grifo con una cachiporra (Imagen 4).
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Un gran ave que se acicala
las plumas de su cola (Imagen 5), dos seres monstruosos
con cuerpo de ave, pezuñas y cabeza como de dragón (Imagen
6), otro semejante, solo, entre una decoración vegetal
que parece envolverlo (Imagen 7), dos grifos en simétrica
composición acicalando los extremos de sus alas (Imagen
8), otro monstruo similar al de dos dovelas antes en diferente
posición (Imagen 9) y por fin un último
monstruo con cabeza de fiera y melena sobre el cuello, alas y patas con
garras, completa esta decoración (Imagen 10).
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La cuidadosa decoración
de las alas de aves y monstruos a base de sucesión de estrías
en perfecto orden formando triángulos, es otra característica
que comparten con su modelo silense (Imagen 5).
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Las imágenes 11 a 14 muestran las caras de los
dos capiteles de la portada, de izquierda a derecha: dos arpías
y sendos personajes luchando contra monstruos componen su iconografía.
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El interior del templo,
barroco y de cabecera gótica, muestra un apuntado arco-diafragma
que la delimita nave-cabecera. Para su fábrica se aprovecharon
los dos arranques laterales del primitivo arco triunfal del templo románico
con sus semicolumnas adosadas elevadas sobre basas y rematadas de capiteles
y sus ábacos.
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En el lado sur y para
colocar el púlpito, se elimino la semicolumna por debajo del capitel
y su collarino y porción inferior fue rebajado, quizá para
no molestar al predicador (Imágenes 15 y 17). La decoración
del capitel, a base de estrías y piñas, evoca a uno de
los vistos en el refectorio
de conversos del monasterio de Santa María de Huerta. Su ábaco
luce brotes florales de hechura geométrica. Frente a este, el otro
capitel muestra motivos geométricos, probablemente frondes de helecho, símbolo de resurrección. Su ábaco es de ajedrezado jaqués
(Imagen 18).
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En el suelo de la nave
hay una serie de sepulturas familiares señaladas con cifras romanas.
Próxima al altar hay una que llamó mi atención por
la calavera sobre fémures cruzados, al más puro "estilo
pirata". Mi acompañante me indicó que "es la tumba de
las ánimas" en referencia a la fosa común donde se
recogían los restos de quienes no pertenecen a familias concretas
(Imagen 19).