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Además de la pareja de leones
exiatentes sobre el parteluz , delante del crismón cristológico,
hay otros dos situados a ambos lados de la puerta doble reforzando la idea de acceso
a lugar sagrado.
A nuestro lado izquierdo del portal
de Platerías se recolocaron en el intrados del contrafuerte tres
magníficas esculturas aplacadas procedentes del pórtico
norte. De arriba a abajo hallamos una imagen de Cristo en majestad,
la creación de Adán, y el rey David músico. Los
dos inferiores corresponden a la mano del maestro de la Puerta Francígena,
mientras que el Pantocrator es obra del maestro de la Puerta del Cordero.
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Las imágenes 2 y 3
muestran una escultura de Cristo, sentado, con un libro sobre la rodilla
izquierda y bendiciendo con la diestra. Es obra del maestro de la Puerta
del Cordero, escultor de segunda fila que sigue la estela del maestro
de la Puerta Francígena. Su escultura tiende a la frontalidad,
geometría (varios círculos concéntricos en el nimbo,
barba en escalones consecutivos, peinado en simetría..) cuya
obra es más "naif" e inexpresiva que la del genial
escultor que labra las otras dos obras que hay por debajo suyo.
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A media altura, justo bajo la línea
de imposta sobre la que se halla el león, hallamos la escultura
de la Creación de Adán. Dios está modelando el cuerpo de Adán colocando su mano sobre el pecho de aquél.
Los rostros de ambos sobresalen decididamente de la escultura. Mofletes
redondeados, ojos abultados, cabellos delicadamente desordenados evidencian
el genio de un escultor heredero del gusto por lo clásico del
maestro de Jaca y que ha conocido la escultura de la puerta de Mediavilla
de San Serenín de Toulouse.
El fondo de la escena, apenas perceptible
sirve para salir vegetación entre las piernas de Adán y con un par de hojas
cubrir púdicamente su desnudo frontal a la vez que adorna la
desnudez de su figura.
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Bajo la escultura anterior y al nivel
de nuestros ojos nos espera una obra de arte del maestro de la puerta
Francígena. Es la representación del rey David tocando
una viola oval (Imágenes 7 a 11).
El marco en que el artista lo sitúa
es un trono con dosel en forma de arco de medio punto del que sobresalen
lateralmente en los ángulos superiores sendas cabecitas de león
al modo de lo visto en las sillas de tijera medievales (San Ramón
de Roda - Roda de Isábena, Huesca.). Las patas del trono acaban
en garras que se asientan sobre cabezas de leones mientras que los pies
del rey apoyan sobre una inquietante figura medio velada por esterilla
polilobulada de la que asoman garras y cuartos traseros, lomos con alas,
melena de fiera y unas manitas de apariencia humana que se juntan sobre
tres pequeñas esferas entre el manto y los pies del rey al lado
izquierdo. La parte anterior del trono aparece decorada con calados
geométricos
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La figura del rey David es espectacular.
Transmite serena majestad y también un punto de altivez en su
gesto de volver la cabeza hacia su derecha. Lleva una corona decorada con
arquitos y láminas acintadas sobre un material a modo de bonete
que oculta el pelo del monarca. Los cabellos, largos, caen en guedejas
sobre sus hombros como en las esculturas de la mujer con león
o el apóstol san Andrés en esta misma portada. La barba está tratada con gran
cuidado, mechón a mechón rizándose en su extremo.
El bigote parece trenzado y dispuesto de modo oblicuo ascendente. También
se ha representado el vello del entrecejo como tres mechones rizados en
su extremo. Ojos saltones y labios sobresalientes dan al conjunto una
apariencia casi de fiera en la visión frontal (Imagen
10).
Va vestido con túnica y manto.
Éste parece prendido por adornos sobre su hombro derecho y cae
hacia atrás ocultando el trono, y hacia adelante formando amplia
y elegantes ondas hasta la cintura. La túnica se adapta, ampliamente,
a su anatomía acabando en cenefas decoradas en sus extremos.
Las piernas, cruzadas, acaban con unos pies, cubiertos por delicado calzado.
Los pliegues de la túnica, al igual que ocurre con el manto,
transmiten perfectamente la sensación de ligereza de un delicado
tejido.
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El instrumento que toca el rey David,
apoyándolo sobre su hombro izquierdo, es un cordófono de
cuerda frotada. Lo hace con su diestra mediante arco. La caja del instrumento
es oval con marcas de separación para el mástil entre
ella y el clavijero que posee tres clavijas para tensar otras tantas cuerdas.
Al otro extremo se detalla el puente con un elegante elemento
que lo une a la caja decorada con una pequeña moldurita periférica.
Una abertura de resonancia abre en medio de la caja. Es rectangular
con el lado próximo al puente redondeado. Su aspecto permite relacionarlo con
una fídula o viola oval (Imagen 11).