Doce placas de mármol componen la parte esencial del tímpano inscrito en una especie de triángulo curvilíneo. En las cinco centrales se representa en bajo relieve la escena del Descendimiento de la cruz. El maestro expresa con intensidad el dolor de los asistentes ante el cuerpo de Cristo, con características del arte oriental: la cruz patada está adornada de cabujones de estilo bizantino y reposa sobre el crismón; los personajes apoyan sus pies sobre hierbas (Foto grande de la cabecera de página) y sobre cada uno los brazos de la cruz , la representación del sol y la luna ( Imagen 1) .
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La cruz reposa sobre un crismón trinitario de seis brazos de doble filete con extremo patado. Las letras Alfa y Omega están ligeramente inclinadas hacia el centro. La P tiene doble tilde (Imagen 3) .
Cristo vestido con faldellín tiene sobre su cabeza un nimbo crucífero Sus brazos son desmesurados, uno de ellos , el derecho, ya está desclavado. José de Arimatea sostiene el cuerpo desplomado de Cristo ( Imagen 6)
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Una Santa Mujer recibe piadosamente la mano desclavada de Cristo sobre su manto y a su izquierda María contempla la escena (Imagen 5) . Nicodemo con el cuerpo encorvado hacia atrás arranca con unas gruesas tenazas el clavo que retiene todavía la mano izquierda. A su derecha San Juan tiene un martillo en su mano derecha y con la izquierda toca su mejilla en un gesto de dolor y sufrimiento ( Imagen 7) .
Es curiosa la disposición de los pies, los ropajes bordeados de perlas flotando al viento y amoldándose a los cuerpos, los plegados curvilíneos y paralelos, los bordes zigzagueantes de las vestiduras , el tocado de María y de la Santa Mujer y el peinado Juan.
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Los tímpanos pequeños que representan la Religión triunfante y la Religión amenazada han sido rehechos según los modelos originales (Imágenes 2 y 4).
El parteluz está sostenido por dos personajes encadenados. Estos cautivos, en los que se puede ver una evocación de los vencidos por Gaston IV a principios del S XII, están adosados tan perfectamente que parecen siameses. Los bordes perlados de sus ropajes se unen en la mitad en un solo ángulo. Están inmovilizados por una sólida cadena que les rodea la cintura y los tobillos. Las rodillas dobladas, la espalda curvada, las manos tratan de aligerar el peso que soporta el cuello, la cabeza hundida en los hombros, la boca abierta, el gesto contraído, son la manifestación de la enorme carga que extenúa a los esclavos. El carácter oriental de estos dos personajes es evidente. Probablemente son el símbolo del aplastamiento del paganismo, obligado a sostener la gloria de Dios que triunfa en el tímpano y en las arquivoltas. (Imágenes 8, 9 y 10) .
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El interior, como ya se ha dicho y se ve en la planta, se advierten las diferentes etapas de su construcción. Más es patente la influencia de la próxima catedral de Jaca en la alternancia de gruesas columnas y pilares (Imágenes 11, 12 y 13) .
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Me llamó la atención de una manera especial esta pila benditera que se encuentra entrando al templo a la izquierda ( Imagen 14). La traducción literal nos lleva a pensar en leprosos, algo extraño cuando a esos enfermos se les apartaba de los pueblo . Luego he sabido que en la Edad Media en Bearn y en Bigorre a los “cagots” o mojigatos se les llamaba leprosos, idiotas o degenerados. Estas personas sufrían el desprecio y la humillación. Se les prohibía ejercer la mayoría de las profesiones y se les excluía de la vida social. Esta segregación fue abolida por Luis XIV. Pero exactamente se ignora quiénes eran estos mojigatos a los que se les reservaba una pila de agua bendita particular a la entrada de las iglesias
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