| -HÔPITAL-SAINT-BLAISE/HOSPITAL
DE SAN BLAS-(Cont.)- |
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Al interior el templo
sorprende por la distribución de sus volúmenes. La planta
general de cruz can sus brazos casi iguales se hace más patente
al interior. Los absidiolos laterales, se hacen evidentes, lo que al exterior
no sucede de entrada, eclipsados tanto por el ábside central como
por la edificación añadida al lado sur.
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Alrededor de los cuatro
arcos torales apuntados se distribuyen los diferentes espacios del templo.
Destaca, claro, la cabecera, luminosa, con sus vanos polilobulados y el
retablo de San Blas. Cabecera poligonal, tanto en paramento vertical como
en la bóveda del cascarón absidal en la que, al contrario
que en las restantes, no se adorna con nervaduras. Ello si ocurre en el
presbiterio, y en los absidiolos, así como en los brazos del transepto,
donde conforman "medias crucerías, apeadas en la clave del
respectivo arco toral.
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La reducida nave queda
todavía más menguada al estar compartimentada en altura,
alojando el coro en su porción superior (Imágenes
13 y 15).
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Pero sin duda lo que
marca la diferencia en este templo y lo hace despuntar entre tantos otros
semejantes es la decoración de la bóveda de su cimborrio,
resuelta con una serie de ocho nervios formando una estrella característica
de los arquitectos musulmanes, mudéjares y mozárabes.
Cuando los focos iluminan
esta bóveda que si no se está advertido se esconde en la
penumbra de la altura, la sorpresa es mayúscula (Imágenes
16 a 18).
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Pariendo de los centros
del octógono, las nervaduras se entrecruzan respetando un espacio
octogonal central donde queda un óculo que -tapado con diafragma
de madera- de acceso a la pequeña estructura torreada octogonal
que remata el templo y cubre el chapitel.
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El referente artístico
de esta decoración estrellada es la capilla de Villaviciosa en
el Mirhab de la Mezquita de Córdoba, edificada en el año
964 de nuestra era (Imagen 19). Posterior a esta es la
de la ermita del Santo Cristo de la Luz en Toledo (999). Ambas son precedente
para una serie de templos en España y Francia como son la iglesia
del Santo Sepulcro en Torres del Río, Navarra (Imagen 22),
la de San Miguel en Almazán, Soria(Imagen 21)
o la también francesa iglesia de Santa Cruz en Olorón (Imagen
20). El elemento geométrico que la origina es frecuente
de hallar, como en la portada de San Miguel de Estella (Imagen
23) donde va acompañado de los pentalfas que Viollet-le-Duc
identificaba con francmasones.
De todas ellas, sin duda,
la de mayor perfección y además la única edificada
sobre un edificio octogonal es la de Torres del Río.
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Puesto que he mostrado
un tipo de decoración de bóvedas románicas "a
la islámica", no me resisto a colocar el contrapunto, que
sin duda representa como en tantas otras materias la deliciosa catedral
de Jaca. Allí la estrella islámica no tiene cabida. Es la
cruz, doble cruz la que preside su transepto (Imagen 24).