Estos templos se caracterizan por tres elementos principales :
a) Una larga nave central, con colaterales, con bóveda de cañón y arcos fajones que la dividen en tramos. La bóveda de la nave central está apuntalada por las bóvedas de medio cañón que cubren las tribunas o triforios.
b) Un transepto saliente que puede ser muy amplio, como en Compostela y Toulouse. En cada brazo del crucero se abren dos absidiolos encuadrados en tramos iluminados por ventanas. Dos grandes portadas decoradas con esculturas, acogían a los peregrinos al norte y al sur.
c) Una cabecera muy desarrollada que se compone de presbiterio con naves colaterales y un ábside, rodeado de deambulatorio con capillas radiales.
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Esta distribución se adaptaba a la función de las iglesias de peregrinación, destinadas a acoger en algunos momentos una afluencia considerable de fieles. Los colaterales continuos y prolongados por la girola, proporcionaban una comunicación que facilitaba la adoración a las reliquias, el acceso a los altares y las salidas. Además permitía aislar el coro , donde la comunidad monástica o de canónigos que cuidaban las reliquias rezaba el oficio divino. Las naves laterales y el aumento del transepto permitían la circulación de los peregrinos sin interferir en los actos litúrgicos. En caso de necesidad el triforio podía acoger una parte de los peregrinos. Las numerosa capillas permitían la celebración simultánea de la santa misa.
Todas estas características se pueden observar en la planta (Imagen 2) .El templo que mide 115 m de largo,32'5m en las naves y 64 de ancho, a la altura del crucero, tiene cinco naves y doce tramos, con transepto muy desarrollado y naves colaterales. Dos absidiolos en los cruceros, la puerta norte que daba acceso al claustro y la puerta sur, la de los Condes. Presbiterio y ábside rodeado de deambulatorio con cinco capillas radiales, siendo más amplia la central. En la Imagen 1 se localizan las desaparecidas dependencias de la abadía
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Pasado el nartex descubrimos y admiramos la inmensidad del espacio interior hasta el ábside. Una fuerte impresión de armonía y serenidad nos invade. Estableces un diálogo contigo mismo y te dices: “Estoy en Toulouse. No es un sueño” Es ver hecho realidad el anhelo de todo amante del románico. Es un momento que se queda grabado en la retina y en la memoria y que difícilmente se borrará (Imagen 3 ) Luego diriges la mirada a derecha e izquierda y contemplas los esbeltos arcos coronados por el triforio a ambos lados de la nave central (Imágenes 5 y 7) .
La nave central ,que se eleva a más de 21m ,está cubierta por bóveda de cañón reforzada por arcos fajones que apean sobre capiteles de semicolumnas adosadas que llegan hasta el suelo (Imagen 6) . Tres de estos arcos perpiaños., los más orientales, están realizados en ladrillo rojo y piedra. Están colocados a modo de tablero de ajedrez , creando un bello efecto. Las semicolumnas sobre las que apean ,están rematadas por ménsulas a la altura del triforio (Imagen 10) .
Las naves laterales de 9 y 7 m de altura respectivamente se dividen en dos pisos. La nave propiamente dicha cubierta por bóveda de aristas y encima altas y profunda galería o triforio. Ambas naves reciben la luz directamente. (Imágenes 11, 12 y 13) .
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Por encima de los esbeltos arcos se abre la tribuna. Bajo un arco de medio punto se abren dos arcos geminados que apoyan en dos columnas centrales y una semicolumna adosada a ambos lados (Imagen 8) .
En el crucero se levanta el campanario. Está sustentado en una cúpula octogonal sobre trompas. Esta cúpula corresponde al tramo inferior de la torre y presenta ventanas en cuatro de sus lados. Los pilares centrales han sido reforzados numerosas veces para sostener el campanario que ha sido elevado en el curso de los siglos. Este refuerzo impide la perspectiva de la nave y el coro (Imagen 14) .
El coro, rodeado por una reja forjada del S XV es inaccesible. En el S XVIII recibió una decoración barroca. El gran baldaquino que se eleva sobre las reliquias de Saint Sernin, sustituye a una construcción gótica (Imagen 15) .
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