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La portada sur del templo abre en el segundo
tramo de la nave meridional. Es sobria y monumental, edificada por medio
siete arquivoltas decoradas cuatro de ellas por medio de florones en cada
una de sus dovelas alternando con otras tres interiores con grueso baquetón
en su arista. Al exterior, el guardapolvo luce taqueado jaqués. Las arquivoltas que se decoran con baquetón
apean por medio de ábaco en tres parejas de capiteles con sus columnas
y basas. Las restantes lo hacen mediante jambas rectas.
Lo que he descrito es la configuración
ideal de esta portada desde el punto de vista arquitectónico y
que estimo debió de ser así, conociendo la forma estructural
de edificar portadas del románico. Puede verse recreada en la imagen
que aparece al colocar el cursor sobre la imagen 1 que
es la que en la actualidad podemos contemplar, fruto de la restauración
en la que se eliminaron las jambas originales de su vano y las dos parejas
de columnas más interiores al tiempo que se injertaban mochetas
de granito gris y una serie de figuras que no habían sido creadas
para este espacio.
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Volviendo a la actual disposición
de esta portada ahora que hemos comprendido la extraña y "desgarbada"
forma de su vano, encontramos una serie de esculturas añadidas
y que con el tiempo le han dado incluso denominación. Me refiero
a las dos del lado oeste que muestran una Anunciación y que defina
en la actualidad a la portada sur como "puerta de la Anunciación".
Al lado este otras tres esculturas, dos
de ellas de corte mucho más clásico y sin duda de un primer
momento edificativo que a mi modo de ver se labraron para decorar una
gran portada oeste románica que no llegó a edificarse. Algo
que no es excepcional. Basta recordar lo ocurrido en la catedral de Santiago
de Compostela y la reubicación de la escultura destinada a la portada
occidental en la de Platerías.
La dovela central de la arquivolta interior
recibió un crismón de los llamados "de tipo navarro"
por llevar un travesaño dentro del vano del símbolo "P".
Tampoco parece ser coetáneo de la primera portada siendo añadido
con posterioridad. Por su estilo, Olañeta lo data a finales del
siglo XII.
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Los capiteles que decoran las dos parejas
de columnas supervivientes de esta portada, podemos verlos desde nuestra
izquierda hacia la derecha en las imágenes 6 a 9.
El primero de ellos muestra parejas de aves afrontadas, notablemente restauradas
(las cabezas más oscuras son de hechura posterior). Luego, dos
fieras con la cabeza agachada y el lomo arqueado que veremos frecuentemente
repetidas tanto en este templo como en otros de Ávila o Segovia.
En el lado este: dos fieras de gran elegancia y dos personajes con vestidura
clásica, sentados.
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Las imágenes de gran formato que
decoran esta portada, que como ya he comentado son reutilizadas, le aportan
el tono monumental que rompe con la sobriedad que debió de tener
en origen. Al lado oeste hallamos dos esculturas que componen el episodio
de la Anunciación. Su estilo es claramente gotizante y la cronología
de las mismas estimo que debe de llevarse hacia finales del siglo XII o mejor
principios del XIII (Imágenes 10, 20 y 21). Siendo su hechura
correcta, no logran transmitir la fuerza y la pureza de la imagen románica.
Lo mismo ocurre con la imagen de la jamba este de la portada que muestra
a un personaje sedente coronado (Imágenes 11, 18 y 19)
Hay en esta portada otras dos imágenes
que son obra de un gran escultor del primer momento edificativo
de este templo. Me refiero a las mostradas en las imágenes
11 a 17. Una de ellas, la más exterior corresponde
a un varón vestido al modo clásico con manto de elaborados
pliegues que se decora con primor en sus extremos. Porta sobre su pecho
un libro que sujeta con ambas manos. Los rasgos faciales elegantes y la
cuidada labra de sus cabellos le aportan una serena expresividad clásica
y lo hacen inolvidable (Imágenes 14 y 15)
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Por dentro de este personaje, ocupando
el lugar que debió de corresponder a la columna interior del lado
este, hallamos la escultura también monumental de una mujer. Luce
su vestido un manto con los bordes delicadamente decorados de modo semejante
al de la figura antes descrita. Cubre su cabeza con un tocado de delicada
elaboración. Sus rasgos faciales son seguros y también de
corte clásico. La mano derecha sujeta el manto y la izquierda la
muestra abierta hacia el espectador.
Ambas esculturas son de la mano
del mismo artista y creo que debieron de ser parte de la decoración
que empezase a preparar para decorar una portada oeste monumental, que
por circunstancias no llegó a elaborarse dando paso a la actual,
sin duda bella pero ya de un estilo más posterior y gotizante.
Es sin duda una historia que tiempo después volverá a repetirse
en Santiago de Compostela con el maestro Mateo desplazando las esculturas
originales para la portada occidental a la de Platerías. Es probable que estas dos esculturas representen
a san Vicente y a una de sus hermanas, quizá santa Sabina.
En fin, una portada definida hoy como
de "La Anunciación" a la que si nos acercamos con ojos
críticos nos revela muchas vicisitudes, tanto arquitectónicas
como de acabado escultórico.
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