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Turégano es una
pequeña localidad situada a unos 25 kilómetros al nordeste
de Segovia. Cuenta con algo más de mil habitantes y su bello castillo
que encierra (literalmente) un templo románico ha sido su mayor estandarte turístico
hasta que en el interior de la cabecera absidal de la iglesia parroquial
dedicada a Santiago el Mayor apareciese un retablo escultórico
románico con abundante policromía original que le ha dado
nueva fama, especialmente entre los estudiosos del románico (Imagen
2).
Es realmente excepcional
hallar esculturas decorando los ábsides románicos. En España
tan solo dos casos me vienen a la memoria: la catedral
de San Salvador de Zaragoza y el ábside mayor de Santo
Domingo de la Calzada. Ahora, Santiago de Turégano viene felizmente
a sumarse a esta nómina artística de elementos escultóricos ocultos (27 de febrero de 2011).
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Fue a finales de los
80 del pasado siglo cuando por casualidad, durante unas tareas de limpieza del retablo
barroco del mismo, fue descubierto este interesante
conjunto escultórico. Al retirar el sagrario para su limpieza se pudo acceder
al reducido espacio situado tras el retablo y ver las esculturas de bulto
que allí había.
En 2008 se iniciaron
trámites para la recuperación de lo hallado, pero discrepancias
entre la empresa adjudicataria y la Diócesis demoraron alrededor
de dos años su realización. La empresa optaba por mantener
el retablo barroco en la cabecera del templo, mientras que la diócesis
abogaba por retirar el retablo barroco y reubicarlo en un lateral de los
pies del templo. Finalmente se llegó a una solución de consenso
consistente en adelantar el retablo barroco a ras del inicio del presbiterio
creando una especie de girola con acceso por ambos laterales que permite
el paso a una amplia zona de la cabecera románica para su contemplación.
Personalmente
creo que hubiese sido mejor retirar y recolocar el retablo barroco y dejar vista la
magnífica cabecera, pero las cosas son como son y al menos podemos
visitar las esculturas con facilidad, algo que por ejemplo en la catedral
de Zaragoza es de gran dificultad.
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En 1123 la reina Urraca
de Castilla y su hijo Alfonso VII hicieron donación de la villa
de Turégano al obispo de Segovia, don Pedro de Agén, siendo
desde entonces residencia de los sucesivos obispos de Segovia. El escudo
episcopal que preside el antiguo palacio episcopal en el lado sur de la
plaza mayor (Imagen 7), corresponde al obispo don Manuel
Murillo de Argaiz (Obispado: 1752-1756)
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La iglesia parroquial
dedicada al apóstol Santiago se halla en el lado sur de la plaza
mayor, frente al palacio episcopal. Originariamente de estilo románico,
sucesivas reformas han variado de modo notable su aspecto a pesar de lo
cual la cabecera del templo se ha mantenido en muy buenas condiciones.
Edificada en piedra sillar bien acabada y ajustada en las que podemos
hallar algunas escasas marcas de cantería, queda semioculta al
exterior por dos edificaciones adosadas a sus costados norte y sur (Imágenes
5 y 3).
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El cilindro absidal hasta
la altura de la base de sus vanos, se halla revestido de cemento, al igual
que ocurre al interior, probablemente por deterioro de su estructura original.
Tres vanos aspillerados y decorados con una arquivolta con sus correspondientes
columnas y capiteles son la decoración exterior del mismo. Bajo
ellos hay una imposta decorada con motivo vegetal (Imágenes
9 a 11).
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La decoración
de la media docena de capiteles de esta cabecera es la esperada en un
tempo de finales del siglo XII o principios del XIII. Podemos ver sucesivamente
en ellos, (desde el lado sur al norte) arpías, luchas de soldados
provistos de cota de malla, aves picoteándose las patas, lucha
de caballeros, fieras o basiliscos (Imágenes 12 a 17).
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Además, en lo
alto del largo presbiterio sur podemos apreciar por encima del tejado
de una estructura añadida hasta diez canecillos decorados que muestro
en las imágenes 18 a 23.
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