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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-OBONA (TINEO). MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL-(Cont.)-
UTM 29T 704317 4801678 625 m.
(ASTURIAS)
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En el interior, la iglesia presenta 3 naves articuladas en cuatro tramos de arquerías (Imágenes 1, 3, 5 y 6), arcos formeros que hacia la nave principal se apuntan en sus dos roscas (Imagen 4) mientras que hacia las naves laterales la rosca es única (Imagen 2), motivo por el que los pilares forman una T tan sólo hacia la nave principal. Ésta es más alta y ancha que las laterales, y todas se cubren con cubiertas de madera como es habitual en el románico regional. (Para algunos autores, los pilares de la nave principal parecen preparados para soportar el peso de una bóveda de piedra; para otros, esta hipótesis es rechazada sin contemplaciones alegando que la forma de los mismos no hace presuponer tal idea). Unas pinceladas acerca de las naves laterales: la norte ya está aquejada de reuma debido a las persistentes humedades; en la nave sur, cercano al sucedáneo de ábside, encontramos la portada sur (Imagen 10) que comunica con el claustro. Cada nave se alinea con los correspondientes ábsides; en el ábside norte, el arco de triunfo consta de 2 arquivoltas de medio punto, la más interna de las cuales apoya en columnas rematadas con capiteles vegetales (Imagen 7). En el arco triunfal del ábside principal, el capitel de la izquierda tiene hojas más bien aciculadas, y apomados (Imagen 12), mientras que el de la derecha tan sólo hojas (Imagen 13). Las cubiertas de las capillas aplican el cañón de medio punto en los tramos rectos y la bóveda de horno en el hemiciclo (Imágenes 8 y 9). En el ábside principal las bóvedas arrancan de un friso decorado por baquetones verticales, románicos por lo que he podido leer en los libros de algunos historiadores (Imagen 11).
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Por tercera vez en 4 años, me he vuelto a acercar por Obona durante la Semana Santa del año 2010, entre otras cosas para buscar un altar románico, de cuya existencia me enteré hace relativamente poco tiempo. Y digo yo…¿cómo es que no lo vi en las anteriores visitas? ¿acaso existe, o por un casual se ha volatilizado víctima del abandono? Bien, bien, bien…según entras en la iglesia, miras a la capilla mayor y ves un altar, casi casi bajo el Cristo. Le cubre un mantelito blanco, que primorosamente recojo para poder dedicarle mi atención. ¿Es éste nuestro altar? No veo nada de románico en él, y se me empiezan a cortocircuitar mis neuronas, y a ponérseme una cierta cara de haba. Y miro por la capilla, por si se me ha pasado algo por alto, que…¡¡¡va a ser que sí!!! ¿Dónde creéis que está ese altar románico? ¿Qué tal si lo buscáis, cubierto con otro mantelillo que también retiro, sosteniendo sobre sus delicados hombros el pedazo de retablo (he leído que es barroco) que preside el ábside principal, retablo que han calzado con unas cuantas maderitas? (Imágenes 14 y 15) ¡¡Increíble!! ¡¡Aún estoy atónita!! No sólo se deja a su suerte este templo, sino también su precioso Cristo y su altar románicos. ¿No se le cae a nadie la cara de vergüenza? ¿A Patrimonio? ¿A Cultura? ¿Al Principado? (En febrero de 2008, en el periódico La Voz de Asturias, la Consejería de Cultura manifestó su intención de “determinar qué actuaciones son más urgentes”. Dos años después, todo ha debido de quedar en agua de borrajas, pues no se ha hecho absolutamente ¡¡nada!!). Mejor será que sigamos con el altar.
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Es un altar de piedra, con el ara rectangular que se apoya sobre 4 columnitas (una en cada extremo) y sobre un pilar central. El soporte de las columnitas, la basa, es del tipo denominado “basa ática” (inciso: Basa ática o aticurga es la formada por dos toros en medio de los cuales hay una escocia… ¿¿?? ¡¡Ups!! Traduzcamos: está formada por dos grandes anillos convexos, los toros, el inferior de mayor tamaño, y entre ellos está labrada una moldura cóncava, la escocia. Con estos datos, será mejor que volváis a mirar las fotos). El fuste de las columnas es liso y los capiteles muestran hojas y volutas. El pilar central presenta un loculus, un orificio que servía para depositar en él las reliquias. Aunque asomé la cabeza bajo el altar, alumbrando con un foco halógeno que suelo llevar conmigo al romaniquear (el templo que nos ocupa goza de una estupenda penumbra y las luces no funcionan)…no tengo muy claro si el loculus está en uno de los laterales o lo pasé de largo, que es que me daba yuyu meter el cuerpo entero para investigar bajo tan frágil soporte porque ¿y si por fin el retablo se sale con la suya, pulveriza el románico altar, y me aplasta? Si alguien se atreve a meterse por esos submundos… sería un detalle que nos hiciera llegar la foto.
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El templo guarda una imagen de un Cristo románico (quizás del siglo XII), triunfante ante la muerte, cuyo rostro no indica sufrimiento, a pesar de la corona de espinas que se adivina por su lado derecho (Imágenes 16 a 18). Como tantos otros Cristos de esa etapa, dicen los entendidos que sigue la fórmula siria al ser representado con barba (cuya estructura se forma en pequeños mechones terminados en rizo), presentar cabello largo tras las orejas, bien distribuido sobre los hombros, y al cubrirse con el perizonium ( paño de pureza o subligaculum) que se ata con un nudo en la cadera y cuyo largo llega hasta un poco más arriba de las rodillas. Nuestro Cristo se fija a los troncos de la cruz mediante 4 clavos, reposando más que colgando, con los pies separados y sin subpedaneum donde apoyarse. De tamaño similar al humano, presenta su cabeza ladeada hacia la derecha, con los ojos cerrados, y una expresión de placidez como no he visto en ningún otro Cristo románico, de manera que, más que muerto, parece… dormido, tal es la dulzura que emana de su rostro.
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En definitiva…el futuro de este templo es un tanto incierto. Varias asociaciones llevan años movilizándose para intentar que se rehabilite (con nulo resultado hasta la fecha, abril de 2010), pero sobre todo para que se haga algo para proteger el precioso Cristo de Obona, cuya talla se haya afectada por los excrementos de la reina del lugar, la lechuza, y cuya cruz está infestada de carcoma. Por otro lado, el muro norte presenta graves problemas de humedades debido a las filtraciones que se producen por hallarse a un nivel inferior con respecto a la cota del terreno exterior (Imagen 14 de la página anterior), y a pesar de que allá por 1987 con “trabajos de campos de verano” se restauró en parte (no me preguntéis el qué), no le han vuelto a dedicar más atención. Eché un vistazo por la zona exterior que circunda el ábside nordeste y el muro norte (Imagen 16 de la página anterior): entre las paredes del templo y el terreno o el muro del cementerio apenas hay 1 metro de distancia, lo que empeora el riesgo de humedades. Y si a ello añadimos que las bocas de alcantarillado están de continuo tapadas con hojarasca, ramas, piedras, tierra, imposible que el agua de lluvia y cualquier otro tipo de agua de superficie drene por un incompetente sistema de desagüe. ¡¡Patético!! Tanto que no sé si recomendaros que os acerquéis por allí antes de que desaparezca templo, Cristo y altar, o, si por el contrario, deciros que no vayáis so pena de llevaros una decepción ante tal abandono.
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(Fotografías y texto: Covadonga Cañas
Diseño y mantenimiento web: "romanicoaragones.com")