El monasterio de Santa María de Poblet se sitúa casi a mitad de camino entre Lérida y Tarragona. Fue fundado en 1150 en tierras donadas a la abadía de Fonfroide por el conde Ramón Berenguer IV, consorte de Petronila reina de Aragón. En 1153 asienta aquí la primera comunidad de monjes cistercienses bajo el mandato del abad Gerardo. Está documentado el hecho de que aunque ya hay culto en la cabecera del templo, las obras del templo continúan en 1184. Esto es habitual, dado que se comienza a edificar por la cabecera y aunque el templo no esté nada más que empezado, los altares consagrados son aptos para celebrar la liturgia.

La cabecera del templo corresponde a un modo de edificar románico. El planteamiento de la misma pertenece básicamente a este estilo. Las marcas de cantería apuntan hacia quienes trabajaron en la fase inicial de la inconclusa iglesia de Santiago de Agüero. Se barajan varias hipótesis para justificar el cese de la obra de Agüero que implicó el traslado de la actividad edificativa a Poblet como consecuencia de un desequilibrio de los intereses y de los centros de poder desde Aragón hacia el Mediterráneo.

Es lógico pensar que la muerte del rey Ramiro II el monje en 1154 fuese una razón de peso para explicar este hecho. Los territorios iniciales de la Casa de Aragón quedan atrás y surgirá una nueva estructura, la Corona de Aragón, fundamentada en la unión de la reina de Aragón y el conde de Barcelona. El hijo de ambos, Alfonso II, al igual que sus sucesores, será por derecho rey de Aragón y conde de Barcelona. Recibirá el poder de la Corona de Aragón. Tan solo interesada necedad se adivina tras las inventadas fórmulas "corona catalanoaragonesa" o "reyes de Cataluña". (14 de junio de 2013).

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Las murallas que rodean al monasterio encierran 1,6 hectáreas de superficie que albergan las diferentes estructuras del monasterio cisterciense articuladas, como es habitual, por el claustro. Las edificaciones más antiguas se hallan por delante de la cabecera del templo, donde asentó inicialmente la comunidad para edificar el templo y sus dependencias. Un pequeño claustro en la zona de clausura es vestigio de lo mencionado (claustrillo de San Esteban). Por encima de las murallas, desde el sudeste vemos asomar la zona superior del ábside central poligonal, la nave transepto y sobre el crucero, la torre gótica (Imágenes 1 a 3).

Desde el aparcamiento exterior y rebasada la "Puerta Dorada" accedemos a un espacio abierto en cuyo fondo aparece el lado occidental de la muralla, la portada barroca del XVII edificada ante el acceso de poniente del templo (Imagen 7) y la Puerta Real flanqueada por dos torres militares del siglo XIV (Imágenes 5 y 6).

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En la dovela clave de la "Puerta Real", campea el escudo de la Corona de Aragón sostenido por un ángel tenante entre dos leones rampantes. A ambos lados, sendos timbres reales de Pedro IV, rey de Aragón con el escudo de las barras de la Casa de Aragón y el yelmo parlante coronado por un dragón (Dragón y D´Aragón" tienen la misma pronunciación). En letra gótica puede leerse "Esta obra comenzó en tiempo de Pedro, rey de Aragón" (Imagen 8).

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Una zona poco conocida del monasterio, del mayor interés para mi trabajo, es el exterior de la cabecera dado que es el lugar donde según la hipótesis apuntada trabajaron las gentes que desde Agüero llegaron aquí para sumarse a las obras del templo (o a la inversa, según hipótesis reciente -2021- de García Llort). Las marcas de cantería así como el estilo edificativo hablan en este sentido. Este espacio se halla en zona de clausura a la que pude acceder gracias a la amabilidad de los monjes y del guía del monasterio.

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Cinco absidiolos se alinean en semicírculo flanqueados por otros dos que abren a los brazos del transepto. Los absidiolos abren a un deambulatorio alrededor del ábside central delimitado por media docena de elegantes pilastras circulares complementadas por cuatro semicolumnas adosadas cada una de ellas. Las imágenes 9 y 10 nos dan una idea clara de esta estructura y de su planta.

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Daniel Zabala, amigo y arquitecto, me ha enseñado entre otras cosas a no mirar "hacia arriba con la boca abierta como los turistas" sino a fijarme en el suelo. Es un gran consejo porque es allí, a ras de suelo donde el arquitecto que tiene una obra en la cabeza la plantea, delimita su forma, inicia su arranque y la hace crecer. A veces llega a acabarla. Otras no; pero cuando la empieza, tiene clara la idea de cómo debe de hacerse y de cómo la cubrirá.

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El arranque de la obra de la cabecera de Poblet se inicia con un zócalo corrido que abarca el transepto y los absidiolos. Luce moldura a modo de baquetón en su ángulo superior y por encima hay una decoración a base de doble moldura tórica con escocias interpuestas que cobran sentido cuando se contempla la semicolumna adosada al absidiolo del transepto sur (Imágenes 15 y 16). Su arranque se efectúa desde un plinto que sobresale del zócalo conservando su decoración y la hechura ática de la basa, como es habitual (doble moldura tórica entre escocias) es la que condiciona la decoración descrita que correrá por toda la cabecera. Esta es la única semicolumna adosada a uno de los cilindro absidales. Asciende hasta la cornisa y su capitel vegetal contribuye a sustentarla (Imagen 13). La articulación entre los diferentes absidiolos se efectúa por la inhabitual fórmula de colocar una doble semicolumna en el ángulo formado por cada dos de ellos (Imagen 10).

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Los absidiolos poseen una imposta sencilla situada por debajo del nivel de los ventanales. Cada uno de los absidiolos posee tres; uno aspillerado central y dos laterales de mayor amplitud excepto el primero del lado sur en el que los tres son grandes e iguales. En altura hay canecillos lisos para apear la cornisa. Los ventanales está orlados por una moldurita de baquetón (Imágenes 11 a 14, 17 y 18).

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Desde el cementerio de los monjes, en el lado sur del templo o en lo alto del brazo sur del transepto, las vistas que se tienen son las mostradas en las imágenes 19 y 20.

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En el lienzo oriental del brazo sur del transepto, a una altura que imposibilita su origen vandálico hay una figura de ciervo perfilada en uno de sus sillares. Colocando el cursor sobre la imagen 21 aparece resaltada para su mejor comprensión.