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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-AZCONA. ERMITA DE SANTA CATALINA- |
![]() ![]() UTM 30T 583508 4733550 580 m. |
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Martes catorce de Noviembre de 2007. Hace escasamente unos quince días que visité el monasterio de Irache desde cuyos canecillos advertí cómo me observaban unos canteros a los que creo empiezo a reconocer y de cuya obra he visto muestra por diversos lugares. Me causó tan buena impresión que acompañado de Daniel Zabala hemos repetido hoy la experiencia para recoger marcas, medir espacios y alturas de naves, repetir algún detalle fotográfico, etc
Y el tiempo, que creo se acordaba de mi, nos dispensó el mismo fondo de nubes sopladoras y nevusqueadoras que en la anterior visita. Bellos fondos sin duda en las imágenes y que ayuda a eliminar sombras en los canecillos; pero frío y desapacible. Conocedor José Luis García Lloret de nuestra nueva visita a la zona, me encareció que visitase una pequeña ermita próxima a Azcona: Santa Catalina y así lo hicimos. Aquí van las imágenes.
La ermita se sitúa a una docena de kilómetros al norte de Irache. Para llegar hay que atravesar Estella en dirección a San Sebastián, atravesar Bearín, Murugarren y Zábal y en llegando a Casetas de Ciritza, girar a la izquierda. Enseguida veremos la ermita a nuestra derecha en medio de unos campos. Frente al desvío hacia Azcona, una pista de tierra en buen estado de 400 m y luego otra, un poco menos amigable de 180 m. nos dejan a pie de ermita.
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El templo es una bella edificación del románico rural tardío. Construido a caballo entre finales del siglo XII o principios del XIII, su estilo revela ya los modos de hacer del císter en lo estructural y un inminente gótico en la belleza y acabado de sus esculturas. Maestros que quizá sin saberlo -o si- rematan edificaciones románicas con esculturas provistas de detalles, vida y simbolismos más allá de lo que un románico pleno nos acostumbraba a deparar en forma de severidad, hieratismo y escasez de detalles escultóricos.
La obra se llevó a cabo mediante grandes sillares perfectamente escuadrados que en ocasiones alcanzan los 60 cm. La cabecera es perfecta en su acabado, mientras que la nave acusa sin duda un antiguo hundimiento, que se rehizo con hechuras semejantes en el lado sur y más descuidadas, ya en mampostería en su lado norte al que quizá por su menor visibilidad dedicaron menores esfuerzos en la reedificación (Imagen 4). Sus dimensiones son de 17 x 10 metros y está orientado al este, con ligera deriva hacia el nordeste. Sus tres volúmenes están bien definidos al exterior: ábside, presbiterio y nave, separada del anterior por sendos contrafuertes prismáticos que se alinean con el arco triunfal existente al interior. Un tercer contrafuerte a mitad de nave norte, es obra añadida en las reformas-rehechuras del siglo XVI.
El cilindro absidal se alza sobre basamento de sillares que rebasan su contorno. Dos semicolumnas adosadas lo dividen en tres lienzos (Imagen 2). El medial, se centra por ventanal aspillerado enmarcado por una arquivolta enmarcada por guardapolvo con decoración vegetal y columnillas cuyos capiteles bellamente esculpidos remiten en origen a modelos silenses y en estilo a lo visto en en cercano monasterio de Irache (Imágenes 8 a 10). Un segundo vano aspillerado y carente de decoración abre en el presbiterio sur. No hay marcas de cantería, a excepción de un "tres" en números romanos a base de tres palotes bien labrados, en un fragmento del guardapolvo del vano absidal. Esta carencia es probable que sea debida a que fuese obra unitaria, de un solo taller y que no fuese necesario desglosar el trabajo de miembros de varias cuadrillas.
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El capitel situado al lado sur muestra grifos afrontados (Ver los de Irache), con sus cabezas vueltas a la grupa (Imagen 8) y el opuesto, arpías de alargado cuello atrapadas por la vegetación, similares a las de Irache.
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Las semicolumnas adosadas al cilindro absidal se alzan sobre basas con decoración bulbosa y semicírculos a modo de faldoncillos (Imagen 11). Rematan en altura por medio de dos capiteles con excelente decoración escultórica que ayudan a sustentar el alero de la sobrecubierta. El del lado sur (Imagen 12) muestra un tema recurrente en el románico: La lucha entre dos caballeros, si bien en esta caso tiene algún elemento añadido que lo personaliza como las tres figuras femeninas que los acompañan. Tras cada uno de los caballeros en los laterales del capitel hay una mujer. Y en el centro, entre ambos, una tercera de cuidada elaboración en formas y pliegues de su vestido que en actitud orante parece interponerse entre ambos para que cese la lid. Todo ello sobre un fondo vegetal del que tanto gustan estos maestros
Al lado opuesto está el capitel de la imagen 13 no menos espectacular y elaborado que el anterior. Muestra a dos leones agazapados con sus garras más próximas a la cesta sustentando un árbol. Todo ello en perfecta simetría y adaptación al marco donde se compone la escena, en perfecta armonía románica; pero elaborado en clave gótica, con detalles hiper realistas en su labra.
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Recorren la cornisa del templo una serie de canecillos que son motivo suficiente para visitar este templo. En la siguiente pagina los veremos en detalle. Los que se orientan al lado más soleado de la cabecera, están separados por sillares labrados en forma de "T", lo que origina unos mechinales a los lados de cada uno de ellos, dando la sensación de que el canecillo asoma por un alargado hueco. Es probable que la intencionalidad de este detalle vaya en el sentido de permitir la ventilación y secado del espacio entre cubiertas y sobrecubiertas de la cabecera.
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La portada del templo, apuntada, sobria, cisterciense y parcialmente rehecha abre hacia los pies del muro sur (Imágenes 1 y 6) y no presenta elementos reseñables. Corona el hastial de poniente una pequeña espadaña de un solo ojo, obra añadida al templo original.