LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO
Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España)
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-AZCONA. ERMITA DE SANTA CATALINA-(Cont.)-
UTM 30T 583508 4733550 580 m.
Como ya he apuntado, lo más destacado de este modesto templo rural estellés es la escultura que lo adorna, en especial en lo tocante a los canecillos que sustentan su cornisa cuya magnífica labra los ponen en directa conexión con lo hecho por el taller de Irache y a su vez y a través del mismo, con una obra ampliamente repartida por la geografía románica española, de este a oeste en ese momento de transición entre dos centurias que se ha dado en llamar "Estilo 1200".
Con reminiscencias claramente silenses, en especial en lo relativo al bestiario, así como impregnado por la forma de hacer en Soria, cuyo centro de influencia es el emblemático templo de Santo Domingo, hallamos formas de hacer de gran similitud desde Fuentidueña en Segovia hasta Biota en Zaragoza con numerosos puntos intermedios por los que es más que probable transitaran desarrollando su obra estos talleres.
Ello explicaría la gran semejanza entre muchos de los modelos emblemáticos de esta extendida escultura protogótica procedente sin duda de modelos comunes e interpretada en algunos casos por maestros de gran personalidad e influidos por talleres ultrapirenáicos que aunando estas influencias logran destacar con fuerza de entre el grupo. Así ocurre con el hasta ahora conocido por el sobrenombre de "maestro de San Juan de la Peña/Agüero" y al que espero pronto nombremos adecuadamente (GIRALDO es el nombre destacado).
Uno de los motivos repetitivos de esta corriente-taller son los maestros canteros autorretratados cuyas características físicas semejantes hacen atractiva la hipótesis de que estemos ante el mismo personaje. Ante aquél que en la portada sur de San Miguel de Biota con el tallante al hombro contempla su paso al inframundo, devorado por el león del modillón situado frente a él (Ver imagen). Lo vimos, con toda su cuadrilla de "canecillos" en Irache (Ver imagen) acompañado por el segundo de los maestros (Ver imagen) y se reconocen características similares de su rostro en tallas de Fuentidueña o en el personaje devorado en San Nicolás de Tudela
Aquí en el pequeño lugar despoblado del que fue parroquial la ermita de Santa Catalina, de nuevo nos reencontramos con la figura -real o idealizada- del maestro de taller. Podemos verlo en la imagen 14 centrando en altura el lienzo norte absidal, con sus manos sobre el regazo, portando quizá las herramientas de su oficio. Y aun hay un probable segundo maestro, de no ser el mismo. Es el representado en las imágenes 1 y 18 realizando un evidente gesto a quienes lo miran y portando con su mano izquierda un objeto de forma lenticular en el que aparece lo que pudiera ser su nombre. Se ha interpretado como "SANSO GARCÍA", siendo la primera línea clara en ese sentido; pero la segunda ofrece mayor dificultad interpretativa. Parece leerse "hA R?IA" siendo algunos de sus trazos tan elegantes como difíciles de interpretar. Pasando el cursor sobre la imagen 1, ofrezco la sobrescritura de la inscripción.
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Los canecillos ofrecidos sobre estas líneas están ordenados comenzando por el situado más a poniente en el lado meridional de la cabecera. Este primero, sobre el contrafuerte sur, es el monstruo en ocasiones andrófago, que recorre el camino Fuentidueña - Biota acompañando al maestro hasta devorarlo en aquél rincón cincovillés donde concluyó y firmó su obra. Junto al anterior, un "canecillo" (Imagen 3) en bien captada posición de rascarse la cabeza ("el compañero constructor", que así representaban a los operarios del templo); un carnero en posición de embestir (Imagen 4); un rinoceronte (Imagen 5); "Sanso" (Imagen 6); una escena satírica en la que un carnero toca el arpa y otro cuadrúpedo ensaya un paso de baile (Imagen 7); Una madre con su hijo en brazos (Imagen 8); un personaje de barba rizada y turbante formando (o quizá ocultando) cuernecillos (Imagen 9); un dragón alado (Imagen 10), Una cabeza de toro centrando el ábside (Imagen 11): un felino con sus crias bajo una cabecia rodeada de vegetación (Imagen 12); un dromedario arrodillado (Imagen 13); el maestro (Imagen 14); la mujer casada exhibicionista (Imagen 15), una fiera (Imagen 16) y un ciervo entre vegetación (Imagen 16).
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Todos ellos sin duda de muy buena talla. Y destacando, por lo enigmático de su gesto e inscripción el situado en la unión presbiterio-ábside del lado sur (Imagen 18). Ese posible "Sanso" que parece conminarnos a mirar o a fijarnos bien, quizá en su nombre, que porta como pesada carga, quizá en los pequeños detalles que nos siguen pasando desapercibidos.
Esa es una de las bellezas intangibles del románico: la dificultad de percibir el lenguaje simbólico que se presta a las múltiples interpretaciones derivadas de cada uno de nosotros, con nuestro bagaje cultural o nuestros deseos de que las cosas sean como nosotros las interpretamos.
Hacia frío. El viento no era propicio para meditar mucho tiempo ante estas piedras esculpidas. Pero una vez más volvieron a llenar mi espíritu de interrogantes cuyas claves evidentemente no poseo. Disfrutadlo.