La ermita del Cristo de Cataláin es uno de los monumentos emblemáticos de la Valdorba. Situada al sudeste de Pamplona, a escasos 20 Km. de la misma. Para llegar aquí hemos de llegar hasta Garínoáin y desviarnos hacia el este, en dirección a Leoz. Apenas a 1 Km. a nuestra derecha a pie de carretera nos recibe su esbelta espadaña, más propia del románico castellano. Las llaves las prestan en Garínoáin con amabilidad en casa de Jesús, el sacristán, no muy lejos de la parroquial.

Es templo de una sola nave, orientado y rematado a oriente por ábside de tambor. A su costado sur se adosan una serie de edificaciones situadas a distintos niveles, al parecer restos de un antiguo monasterio y edificaciones de servicio. Destaca de entre ellas una nave alargada en paralelo al templo de la que asoman varios arcos fajones apuntados (Imagen 2). En la cabecera del templo, el cilindro absidal luce tres alargados ventanales de medio punto, con una arquivolta de baquetón, capiteles decorados y columnillas (Imagen 3). Abundan las marcas de cantería por sus sillares. Alguna de ellas ya vista en el lugar de Eunate. como la cruz con sus extremos decorados. (4 de abril de 2005).

 

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La vista de poniente del templo es realmente espectacular (Imagen 9). Es la verdadera "Tarjeta de presentación" del templo. Su esbelta espadaña de dos pisos, con dos ventanales en el inferior y uno encima la aporta personalidad y la diferencia de las de su entorno. Por debajo, tres ventanales aspillerados. El central, extraño, con unas lobulaciones en su aspillera que pueden ser posteriores a su hechura, guardapolvo de ajedrezado jaqués y enmarcándolo todo una arquivolta con capiteles y columnillas al modo de lo visto en la cabecera (Imagen 10). A los lados, aspilleras de las ventanas laterales bajo guardapolvo con prolongaciones a modo de imposta de unas inexistentes jambas. Pero lo que le da personalidad a este hastial es el pórtico que sigue el gusto jaqués en lo decorativo. Sito en un cuerpo adelantado, bajo tejaroz sustentado por canecillos esculpidos (Imágenes 9 y 12), consta de tres arquivoltas. Muy pequeña la interior, que decora su medio punto con motivos de zig-zag y apea en jambas rectas. De baquetón la central y biselada la exterior, apeadas ambas por medio de ábacos, en capiteles historiados y columnas. Por fuera del conjunto, guardapolvo decorado con elaborada palmetas.

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En el tímpano, compuesto por varias piezas de arenisca imbricadas, campea un crismón trinitario del tipo navarro, es decir, con la tilde dentro del vano de la "P". El resto de la simbología adopta ubicaciones ortodoxas. Aro marco lo circunda y se sobrepone a un cuadrado del que apenas asoman sus esquinas (Imágenes 11 y 12). Su cronología acorde con la del templo, se remonta a mediados del XII.

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El capitel de más a nuestra izquierda en la portada, muestra sendos leones de largas patas acabadas en tres garras y con esquemáticas caras. En la esquina hubo un tercero en posición frontal, del que falta su cabeza (Imagen 3). A continuación tres desgastados personajes decoran el siguiente capitel. El del intradós porta libro y pequeño báculo (Imagen 14). Los situados a nuestra derecha muestran en primer lugar una composición simétrica a base de aves en los extremos, personajes en el centro de su cara y un mono en bipedestación con cuerda que lo sujeta al collarín del capitel (Imagen 15). Por fuera de éste el cuarto capitel ilustra una lucha entre caballeros siendo sus rasgos rudos, con ojos redondos como en el resto de las esculturas. Bien señalada la espada del exterior así como los arreos de los caballos (Imagen 16).

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El muro sur del templo, que da al interior de la zona en ruinas, muestra abundantes signos de las edificaciones que tuvo adosadas. Mechinales para los maderos de plantas y techumbres, vanos abiertos para accesos a las ya inexistentes dependencias... Pide a gritos una restauración (Imágenes 17 y 18) así como una adecuación de su entorno..