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El apuntado
tímpano de la portada sur es de una gran riqueza escultórica,
rebasando con mucho lo que estamos acostumbrados a ver en el arte románico hispano
(Imágen 1).
Se estructura en tres registros. Ocupando los dos superiores y centrado
se halla Cristo en Majestad, sedente, bendiciendo y flanqueado por cuatro
personajes vestidos con túnica que hacen sonar las trompetas del
Juicio Final (Imagen 5). A nuestra
izquierda, en registros superpuestos siete y ocho personajes respectivamente,
también con túnica y aspecto sereno. Los del registro superior,
por causa de la forma apuntada del tímpano tienen tamaño
decreciente siendo el último una figura de niño.
A nuestra
derecha, en el registro superior ocho personajes desnudos también
decrecientes,y apretados, casi cayendo los más pequeños,
se dirigen al Creador. Bajo ellos, tres personajes más, togados
y el Arcángel san Miguel pesando las almas. Hay una paloma en uno
de los platillos de la balanza, y del otro tira con fuerza un demonio
(Imágenes 8 y 9). Por fuera
de san Miguel, el infierno representado como un gran demonio boca abajo: ojos y nariz invertidas
y dentro de su gran fauce dos figuras desnudas mordidas por serpientes
en sus pechos y entrepierna, símbolo del pecado de lujuria. Ocho
cabezas demoníacas y encima y debajo, otra de mayor tamaño
completan este paisaje dantesco. En el registro inferior
hay una teoría de personajes colocados bajo arcos de medio punto
apeados en capiteles y columnas. Forman una verdadera crujía claustral.
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Centra el apostolario una
imagen de la Virgen coronada, con Cristo niño en brazos. Una Virgen
románica al uso: Virgen-Trono con en Niño sobre su rodilla
izquierda. Seis apóstoles la flanquean a cada lado. Sus nombres
se hallan incisos en los respectivos arcos de medio punto (Imagen
11). Aunque muy perdida, se
aprecia resto de la policromía original de estas esculturas. Las tres arquivoltas apuntadas
que orlan el tímpano descrito están repletas de pequeñas
esculturas de animales, soldados, alegorías de la lujuria, religiosos...y
también motivos de zig-zag y vegetales en un intento por conseguir
que no haya espacio sin alguna talla. Una especie de "horror vacui"
que le da un aire barroco.
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Por fuera
de las misma, en las enjutas, de nuevo el caos de figuras esculpidas.
Unas del taller del de Agüero, y otras al modo de Leodegarius. Varios
motivos de entrelazos de sabor celta y la figura del herrero que quizá
representa a Sigurd de la leyenda nórdica. Grifos
y arpías que parecen calcados de santiago de Agüero y que
dan la sensación de haber sido colocados más por que cuadraba
el tamaño de la piedra en que se esculpieron que por conformar
una escena con algún viso de continuidad en lo argumental
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