Se compone de tres naves
de tres tramos articulados en torno a seis columnas exentas y otras ocho
adosadas a los muros. Sobre las columnas, hay capiteles de diversa hechura
dando apeo a arcos fajones y formeros de medio punto dovelado, con marcas
de cantero y restos de policromía. Y en lo alto de cada tramo,
bóveda de arista a base de sillarejos. Tres ventanales aspillerados
abren en el cilindro absidal. Este espacio impresiona
por su rotundidad de formas, tan sencillas como robustas y elegantes así
como por la sensación de absoluta exclusión del resto del
templo... y del mundo.