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Quinientos metros a poniente del caserío se alza, retrepada a un pequeño altozano, la ermita de Santa Eulalia Reducido templo de exquisita realización y cuidadas proporciones. Además está exento y en muy buena situación en cuanto a su conservación, en la que tiene mucho que ver -como en tantos otros lugares de la Provincia- la Fundación Santa María la Real (Ver planta del templo).

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Es templo de nave única, canónicamente orientado y cerrado al este por medio de ábside cilíndrico que articula con la nave -de mayor altura- por medio de presbiterio bien marcado al exterior. Una espadaña de un solo ojo y perfil acampanado corona su hastial occidental. La portada abre atípicamente al norte, hacia los pies del muro septentrional. Edificada en un cuerpo ligeramente adelantado al muro bajo tejaroz con nueve canecillos lisos, se compone de cinco arquivoltas en degradación que le proporcionan un ligero abocinamiento. Apean en dos pares de columnillas y tres de pilastras, decoradas las exteriores con baquetón simulando columnillas. Las que forman las jambas de la portada, son lisas (Imágenes 2 a 4). Posee arquivoltas apuntadas decoradas con baquetones y escocias y guardapolvo de similar hechura por fuera. Una línea decorada compuesta por friso y ábacos,separa aquellas de los capiteles en que descargan. Los ábacos y su prolongación se decoran con entrelazo vegetal y en algunas de las esquinas, hay menudas y toscas cabecitas como de fieras.

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Los capiteles son de muy sencilla hechura, con decoración geométrica y vegetal apenas señalada mediante labra incisa. Algo más elaborados los del lado de poniente (Imagen 5), dentro de su sencillez que evocan ya el estilo del (para mi, a fecha de hoy) desconocido claustro de San Andrés del Arroyo. Un friso sencillo prolonga la línea de capiteles hasta donde concluye el cuerpo adelantado de la portada. Está decorado en su zona superior con cinco pequeños arquillos ciegos a cada lado.

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El cilindro absidal está segmentado en tres lienzos gracias a dos semicolumnas adosadas que arrancan de sendas basas áticas sobre pilastras y rematan bajo el alero por medio de capiteles de sencilla decoración de volutas lisas y piñas. Cada uno de los lienzos se centra por ventanal de medio punto dovelado. Vano aspillerado por fuera del cual se decoran con una arquivolta de baquetón y escocia con sus respectivos capiteles, columnas y basas. Poseen guardapolvo al exterior, de nido de abeja en los laterales y más elaborado, a base de bezantes simulando yemas vegetales sobre fondo de figuras geométrica de grandes rombos. Los tímpanos de estos ventanales se decoran con motivos de semicírculos en relieve en los laterales, mientras que el central luce un ángel alado, barbado y nimbado cabalgando sobre el medio punto de la aspillera en actitud de bendecir (Imágenes 7 y 9). Decoran la parte externa del tímpano nueve arquillos ciegos, ocupando el central la cabeza del ser mitológico. Una fina cenefa a base de cabecitas de clavos rodea todo el perímetro del tímpano. En su extrados hay un motivo decorativo a base de ajedrezado jaqués, que solo volvemos a encontrar al interior del templo componiendo el friso que corre por el cilindro absidal por debajo del arranque de los ventanales.

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