Carrión
de los Condes se halla en el Camino de Santiago, hacia la mitad del recorrido
que atraviesa la provincia de Palencia. Ubicado a la orilla izquierda del
río Carrión, marca el comienzo de Tierra de Campos hacia el
sur. Es villa de
abundante historia. Fue capital de un condado medieval y los testimonios
materiales nos hablan del esplendor de una época pasada: Santa María
del Camino, San Zoilo, Santiago, amén de un importante taller local
de escultura de bellos sarcófagos que pueden admirarse en Villasirga,
San Zoilo o Santa María la Real en Aguilar de Campoo (2 de agosto de 2004, 2005 y 2016).
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La iglesia
de Santiago se halla junto a la plaza mayor de la localidad. A ella da su
fachada de poniente, que conserva la portada y el friso que contiene Pantocrator
y apostolario. Son sin lugar a dudas una obra cumbre de la escultura románica. Es un templo
de triple nave, orientado y acabado en tres ábsides cilíndricos,
no visibles al exterior ya que están ocultos por edificaciones
vecinas. Lo mismo ocurre con su fachada norte. Un incendio lo arrasó
casi por completo a principios del siglo XIX. Cronológicamente
es obra de finales del siglo XII. Santa María del Camino es de mediado
ese siglo y San Zoilo, más precoz, data del XI, correspondiendo al "Románico
Dinástico" según afortunada expresión del
profesor García Guinea
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Las imágenes
1 a 5 nos muestran vistas generales de su fachada oeste, lo más conocido
del templo por albergar su magnífica obra escultórica. La portada
consta de tres arquivoltas de las que la central luce una exuberante obra
escultórica, tanto en sus dovelas como en las columnas en que apean
sus capiteles. Por fuera, posee un guardapolvo decorado con elaborados motivos vegetales
calados. Tangente al mismo corre una moldura de ajedrezado jaqués que
delimita hacia arriba el magnífico friso escultórico que veremos más
adelante.
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El capitel
del lado norte (Imágenes 6 y 8)
muestra escenas que pueden interpretarse como correspondientes al ciclo
muerte-resurrección. Vemos a un difunto ofrecido al león que lo va a
hacer desaparecer físicamente, mientras que al otro lado será recogida su alma.
Similar a lo visto en Arenillas de San Pelayo y por supuesto, al ciclo muerte-resurrección
del maestro de Agüero en Aragón. Tanto este
capitel como el opuesto apean en columnas delicadamente trabajadas con motivos
geométricos de zigzag, además de bajorrelieves de ángeles
de cuidadosa ejecución (Imágenes
7 y 10).
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El capitel
del lado sur, insiste en temas relacionados con la muerte. En el intradós
hay una escena en que una pareja de fieras devoran a una figura desnuda,
que parece defenderse débilmente. Al exterior, una figura con gorro
puntiagudo (¿judío?) se inclina sobre un sarcófago
depositando un cadáver (Imágenes 9 a 11).
Ambos capiteles muestran escenas de muerte; en un caso con el difunto presa
de los demonios y en otros recogida su alma para transportarla al cielo.
Estilo y fondo evocan a la portada de Santa María de Uncastillo en
Aragón. Los ábacos
de ambos capiteles se decoran con roleos entre los que asoman aves y torsos de
figuras humanas.