La arquivolta
central de la portada oeste del templo está decorada con 24 dovelas
historiadas de cuidadosa y bella ejecución. Las dos de
arranque de la misma, junto a los respectivos capiteles, representan sendos
leones que repiten la morfología en miniatura del león de
san Marcos existente en el Pantocrator. Las veintidós
restantes son un verdadero compendio de los oficios medievales, además
de mostrarnos con fidelidad y detalle la indumentaria que debieron de usar
aquellos. Cada una
de las figuritas se apoya en una especie de dosel polilobulado y se enmarca
entre dos molduras corridas a base de decoración vegetal; más
aparente la interior. También con el único fin decorativo posee
grupos de perforaciones formando pequeños grupos de tres (aunque apareciendo el número tres, nunca se sabe...).
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Según
Enríquez de Salamanca, en ellas hay representados "Un forjador de espadas, un sastre, un alfarero, un fundidor, un cocinero,
un herrero, un escribano, un monje copista, un arpista, un cerrajero, un
zapatero, una plañidora, un músico, una danzarina contorsionista,
un sastre y otros de peor identificación"
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Ofrezco en detalle la mayoría
de las esculturas de las dovelas de esta bella portada. Merece la pena revisarlas
una a una y fijarse en sus múltiples detalles, tanto de la función
que desarrollan como de la indumentaria y complementos que lucen.
Destaco de entre ellas un
detalle del acuñador de moneda, sobre estas líneas. La escultura
representa con precisión la forma de acuñar un cospel que el artesano
coloca cuidadosamente entre la base fija y la móvil del cuño,
preparándolo para recibir el martillazo que imprima el motivo en
la moneda. En su entorno, completando un "ciclo numismático"
podemos rastrear a otros personajes preparando a martillo el lingote que
ha de ser cortado en rodajas o a otro redondeando a tijera el cospel.