La decoración
escultórica del exterior del templo corre a cargo de una legión
de canecillos y numerosos capiteles. Casi todos sus vanos lucen un par de
ellos, y también los remates de las columnas que sustentan aleros
tanto en la estructura de la bóveda/linterna como en los cilindros
absidales.
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La temática
de los capiteles es variada. Los existentes en la
cabecera del templo tienen un estilo más uniforme
y también son de mejor calidad. Parecen seguir un patrón clásico,
con figuras vestidas con clámides que evocan modelos clásicos
a semejanza de los existentes en la portada
oeste de la catedral de Jaca. Hay un denominador
común en estos capiteles de la cabecera y es el hecho de que las
figuras humanas se labran en ellos en posturas agazapadas, muy forzadas,
probablemente debido a la poca altura de los mismos (Imágenes
3, 4 y 6).
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El capitel
número 5 muestra dos figuras infantiles cabalgando sobre un caballo la de la
izquierda y sobre un león la otra. Éste se revuelve y devora
un brazo del jinete. Guardan similitud con uno de los que adornan la ventana
del muro norte del castillo de Loarre.