7) La Torre.-
"Edificio
más alto que ancho que en las iglesias sirve para colocar las
campanas y en las casas para esparcimiento de la vista y para adorno"
La torre-campanario aporta
un toque de personalidad al templo además de tener su utilidad
a la hora de hacer llegar el sonido de sus campanas más lejos.
Hoy en día nuestros ritmos diarios se rigen por el reloj, por los
horarios laborales, por los "telediarios", etc. Pero hubo un
día en que las gentes establecidas alrededor y gracias a la iglesia
fundada a efectos de repoblación del territorio, se regían
por los toques de las campanas del templo. Ellas avisaban de las horas
de los rezos, del final de la jornada, de la muerte de un parroquiano
o de la existencia de un peligro. Aún en
los pequeños pueblos de nuestra geografía los más
ancianos recuerdan bien el sonido de "tocar a muerto", "toque
de fuego", tocar a misa" o el siempre belicista "tocar
a rebato".
Muchos de esos campanarios
han enmudecido. No doblan sus bronces -si los hay-. Y en otras ocasiones
estridentes altavoces -símbolo de modernidad- lanzan a los cuatro
vientos los sones de melodías de Manolo Escobar cuando llega al
pueblo el vendedor de pescado, o fruta, o...
Otros tiempos. Otras
costumbres. Pero los esbeltos campanarios románicos siguen en pie
gritando en silencio su origen. Origen que como en otros aspectos es
común con otras religiones. En el Islam la torre es el lugar desde
donde se llama a viva voz a la oración a los fieles. La torre
de San Pedro de Lárrede (Huesca) a juzgar de A. Durán Gudiol,
tiene su modelo en la existente en la mezquita de El Omaria en Bosra (Siria)
de donde opina que proceden los rasgos islámicos a este grupo de
iglesias del Gállego.
En cabecera y a la izquierda
sobre estas líneas muestro dos imágenes de la archiconocida y preciosa
torre lombarda de San Clemente de Tahull en el valle de Bohí (Lérida).
Sus constructores sabían bien como edificar en altura.
Base más ancha y disminución paulatina de la sección,
sólida en su basamento y con escasos vanos que se van haciendo
más numerosos y amplios a medida que se asciende. De ese modo se logra un
menor peso en altura. Es la misma filosofía
de aligerar y articular los muros de los templos para poder hacerlos más
altos.
En San Clemente la vemos
fuera del templo, adosada al lado sur de la cabecera de la nave. En cambio
en Santa María, en el mismo pueblo (arriba a derecha), la torre
arranca desde el interior de la nave y su base se halla a los pies de la nave
sur.
San Pedro de Lárrede
junto al río Gállego en Huesca, muy cerca del Pirineo (arriba)
es el paradigma de un grupo de templos a los que se ha denominado mozárabes,
si bien mi opinión es que básicamente son lombardistas con fuerte influencia
islámica, quizá por el origen de la población que
repobló este valle. La torre de San Pedro como ya he indicado,
parece guardar parentesco con la de la mezquita Siria de El Omaria. ¡Tan
lejos... Tan cerca!.
De origen lombardo es
también la torre de Beranuy (arriba a izquierda) situada entre
templos tan sonados como Roda de Isábena y Obarra. Sillarejo en
su fábrica, mechinales pareados, lienzos rehundidos y vanos geminados
con parteluz cilíndrico, lo confirman. Junto a ella, la extraña
torre de Coll de Nargó en el punto en que desde Lérida el
camino se dirigía a Aragón. De ahí su nombre ("N-Argó" = "En-Aragó").
Descaradamente troncopiramidal en su arranque, luce vanos a semejanza
de los de herradura tremendamente toscos, quizá mozárabes.
Y en lo alto, vanos múltiples al modo lombardo como resultado de las dos sucesivas fases en su edificación.
Arriba, la torre de Triste,
al pie del Pantano de la Peña donde se remansa el Gállego.
Vestigio de su templo lombardo con arcaicos vanos (algunos cruciformes)
y capiteles. Y a su lado emergiendo tras los ábsides, la torre
del monasterio de Leyre (Navarra), recia, arcaica, y edificada con la
misma bella piedra jaspeada que vemos en la cabecera de este antiguo templo.
Sobre estas líneas,
dos de las más emblemáticas torres románicas de Aragón:
la de Santa Cruz de la Serós y la de Ainsa, ambas en Huesca. La
primera de fundación real, y lugar donde la Condesa Doña
Sancha hermana de Sancho Ramírez fuera abadesa. Majestuosa, solemne
y la más elevada de Aragón. La segunda es una torre-pórtico
y fue modelo de torre para todo su área de influencia. Bajo ella
se accede al templo- Su estilo lo vemos en buena parte del Sobrarbe e
incluso llega a copiarse en Ágreda (Soria).
San Bartolomé
de Gavín (Huesca) es un templo recuperado por los "Amigos
de Serrablo". Del mismo solo quedaba su torre. Trazas lombardas al
modo de las del Gállego, pero con fuerte influencia mozárabe.
Vanos de herradura tanto al exterior, como en la comunicación con
el templo. También unos extraños adornos a modo de ruedas
o los repetitivos baquetones bajo el alero.
Totalmente opuesta es
la situada a su lado, arriba a derecha. Corresponde a Santa María
de Baldós en Montañana (Huesca), y a pesar de sus trazas
al modo lombardo, es de un momento ya muy avanzado del románico.
No todas las torres que
poseen los edificios románicos corresponden a ese momento o estilo.
Ni mucho menos. Muchas, son estructuras adosadas al templo en el XVII
o XVIII. En ocasiones el arranque es románico y sobre los primeros
tramos se alzó posteriormente una torre moderna. Así ocurre
en Santa María de Uncastillo (arriba a derecha). Desde la cornisa
hacia arriba, repite el modelo gótico que veremos repetido por
otros templos de las Cinco Villas.
Y el caso de Santa Eulalia
de Susín, a su lado, tampoco es excepcional. En un momento dado
se invierte la orientación litúrgica del templo situando
el altar en el muro de poniente y pasando el ábside a cumplir función
de sacristía. Y sobre él se alza la torre
cuyo arranque ocupa casi todo el espacio del cilindro absidal.
San Isidoro de León
es un templo magnífico en todos sus aspectos. La decoración
pictórica de su panteón real, llega a eclipsar al resto
del mismo. Y doy fe, puesto que en mi primera visita "se me pasó"
la torre (!). Claro está que fue una magnífica excusa para
volver y fotografiar hasta la veleta cuyo gallo que es copia del original
románico, se halla guardado y expuesto en dependencias del claustro.
Hay torres rotundas.
Su poderío las hace aparecer como torres militares o plazas
defensivas, como así debió de ser en algún momento.
Arriba a izquierda, la de Torremormojón en plena Tierra de Campos
de Palencia. La segunda, la famosa torre de la Catedral de Zamora.
Por fin este último
ejemplar de torre es excepcional desde todos los puntos de vista. El lugar
está en las Cinco Villas (Zaragoza) próximo al pueblo de
colonización de El Bayo. Sobre un par de tozales contiguos amesetados hallamos en olvidada sucesión dos torres
circulares, una iglesia inacabada y ésta que muestro a la que llaman "la
iglesia volada". Se denomina así porque hacia 1930 su cabecera
fue dinamitada por su propietario para reutilizar los sillares en la confección
de una presa en cercano río Riguel para regar sus tierras. Lo
que vemos en la imagen es la fachada de poniente mostrando vanos de diversa función,
una portada con tímpano rajado, y a la izquierda, sobresale la torre.
Es una "torre-antorcha" de pequeña elevación que servía
de referente visual por la iluminación que en ella se disponía.
Otra rareza es que está montada sobre una trompa en el ángulo
noroeste del interior del templo realizada ex profeso para este fin.