Una de ellas, muy extendida
por la zona limítrofe entre Aragón y Navarra y procedente
de la mano del Maestro Esteban, es la imagen de aves picoteándose
las patas. Es el sentido literal de la magnífica talla de la cripta
de Sos del Rey Católico (Zaragoza). Aves
a las que se atribuye similitud con el alma capaz de elevarse como ellas,
pero a las que sus patas -lo terrenal- sujetan pegadas al suelo. Es el
sentido alegórico. El sentido moral induce a que el hombre se libere
de las ataduras terrenales. Y el anagógico lo invita a dejarlo
todo, soltar amarras y elevarse hacia el cielo para reunirse con Cristo.
Luego, la imagen a base de repetirse degenera, se
pierde su primer referente y acaba en dragones que se muerden las garras
por analogía con lo visto. Aunque a buen seguro habrá quien
le halle explicación leyendo entre líneas a San Juan.
Otro tema de gran difusión
es el que muestra escenas de músicos, bailarinas, juglares y saltimbanquis.
Tema en principio negativo y que se muestra como ejemplo moralizante de
lo que no debe de hacerse. Se complementa con textos tan directos como
el siguiente: "Quienes aman a los saltimbanquis y a los
juglares están siguiendo la procesión del demonio"
(Bestiario de Gerbaise). Poco más que añadir. Hay
muchos otros símbolos negativos aceptados como tales: el mono en
metáfora de la lujuria y de las pasiones que hacen al hombre asemejarse
al mismo; la serpiente, origen de todos los males y equiparada al diablo
("serpens aticuus qui est diabolus"); la liebre o el conejo, símbolos
de la lujuria quizá evocando su fecundidad, y en general todos
los deformes seres del bestiario, teriomorfos, contrapuestos a la idea
del bien. La lucha entre el bien y el mal subyace
en la mayor parte de los símbolos. El caballero que lucha con el
dragón, la serpiente tentando a Eva, el demonio susurrando a la
oreja del avaro, etc.
Pero la representación
suprema del bien, es la del propio Dios en figura explícita o
en símbolo equivalente e inequívoco. De la primera hallamos
ejemplos en Santo Domingo (Soria) o en el tímpano de San Nicolás
de Tudela (Navarra), abajo izquierda. En él se representa a Dios
Padre como un anciano barbado, sedente dentro de mandorla mística
con Cristo en sus rodillas y el Espíritu Santo sobre la mandorla.
Realmente es una representación Trinitaria de la Deidad, al igual
que lo son los crismones; pero de modo explícito. Y
aunque es notoria la simbología del crismón trinitario,
en algunos casos como en Aguilar de Codés (Navarra), abajo derecha,
la figura del Agnus Dei alcanza una proporción tal que casi eclipsa
al propio crismón. Y es ese tamaño y su relieve el que lo
hace apetecible como dormidero de aves, con el lamentable resultado que
se advierte en la imagen.
Otro modo de representar
a la Divinidad es por medio de su mano derecha surgiendo del cielo, en
actitud de bendecir y explicitando, como es el caso del panteón
real de San Isidoro en León, que se trata de la "DEXTERA DNI".
De similar hechura la hallamos esculpida en los claustros de la catedral
de Tudela, San Pedro el Viejo de Huesca o Alquezar, también en
tierra oscense.
Pero sin duda la forma
más generalizada de representar a Dios es en la figura de la Segunda
Persona y en el momento apocalíptico de la Parusía o segunda
venida de Cristo a la Tierra en el día del Juicio Final. Se le
representa, como dice el Apocalipsis, en mandorla rodeado de los Vivientes
y en muchas ocasiones acompañado por los ancianos músicos
y escenas de la resurrección de los muertos y del Juicio Final,
en el que no falta San Miguel con su balanza y una legión de demonios
tratando de hacer trampa y atormentando a los malditos. El
Pantocrator de la iglesia de Santiago en Carrión de los Condes
(Palencia) es una verdadera delicia como ejemplo de esta idea. Fotografiado
ortogonalmente desde el balcón de los Molina, que amablemente me permitieron hacerlo,
muestra toda su belleza, "de tu a tu".
En definitiva, que he
tratado de transmitir una ideas básicas acerca del símbolo
en esta época. Porque el románico es arte figurativo, símbolo
en definitiva que espera pacientemente a que estemos en condiciones de
acercarnos al mismo e interrogarlo. Siempre nos contestará, pero
no siempre lo mismo. Responderá con arte,
con adoctrinamiento, con misticismo, con arrobo, con frialdad, con más
interrogantes.. Todo depende de nosotros. Y también digo que es
difícil transmitir lo sentido, porque no se trata de dar respuesta
a un brillante ejercicio académico, sino de sensaciones profundas
y personales que si no se han percibido, es imposible hallar fórmulas
para transmitirlas. Cierro el tema con unas palabras
dirigidas a mi trabajo por el Profesor Domingo Buesa cuando comenzaba
yo en esta aventura de Internet. Todavía me estremecen, al igual
que muchos de los símbolos de este Arte:
"..el
Románico, que logró hacer de la piedra enfriada por los
duros inviernos el foco de calor que abrió las puertas de la modernidad
a estos valles que, usted y yo, queremos con toda nuestra alma... Camino
de cualquier ermita, soñando
con encontrar nuevas puertas al ayer, seguro que nos encontraremos.."