-SANTA MARÍA DE HUERTA. MONASTERIO DE Sª Mª DE HUERTA )Cont.)- |
UTM 30T 569738 4568012 764 m |
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La primera sensación
que recibe el visitante a este lugar es la de la magnífica visión
de su hastial de poniente a través de la portada renacentista que
cierra el recinto monástico (Imagen 1). Rebasada
ésta, nos encontramos en una amplia explanada dominada por el hastial
de poniente del templo, en parte oculto por el edificio monástico
actual, a través del que comenzaremos la visita. Pero antes de hacerlo
hay que contemplar extasiados su portada principal y el magnífico
rosetón que la culmina (Imagen 2).
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De inmediato me evoca
a la fachada oeste del oscense santuario de Nuestra
Señora de Salas, con el que guarda muchas similitudes formales.
La portada, en este caso apuntada, está compuesta por seis arquivoltas
decoradas con arquillos ciegos tangentes, dientes de sierra y baquetones,
amén de puntas de diamante en el guardapolvo. Guarda algún
resto de la policromía del siglo XVI y se adivina en el intrados de la
portada la inscripción original: "Domus
mea domus orationes vocabitur".
Llama la atención
la descuidada terminación en la clave de la segunda arquivolta,
la de los arquillos ciegos, lugar en que no se preocuparon de que casara
simétricamente el adorno (Imagen12).
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Bajo un ábaco
corrido de sencilla hechura, las seis parejas de capiteles en lo alto
de sus columnas, muestran decoración a base de motivos vegetales
(Imágenes 8, 9 y 11).
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El magnífico óculo,
de diámetro semejante a la amplitud de la portada, alcanza casi
los ocho y medio metros. Decorado con baquetones y puntas de diamante,
fue restaurado en su porción inferior así como en toda la
superficie central, que al igual que en Salas fue eliminada y tapiada
para allí instalar ventanales al uso (Imagen 6).
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A la derecha de la portada
se advierte perfilado en el muro un arco apuntado que pudiera hacer pensar
en acceso a la nave lateral correspondiente. No se trata de eso. En la
imagen 4 se puede advertir el arranque del nartex que
aquí hubo, y que cubrió con bóvedas apuntadas, cuya
impronta es lo que permanece en el muro.