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Uno de los lugares más
emblemáticos de este templo es el llamado refectorio de los monjes.
Se trata de una tremenda sala de 38 x 13 metros que abre a la panda norte
del claustro gótico. Destaca de inmediato por sus grandes dimensiones,
su luminosidad así como por el especial tratamiento decorativo
que recibió, semejante al del templo .
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A ella penetramos por
una portada apuntada a base de tres arquivoltas con decoración
de dientes de sierra y baquetones, además de motivos vegetales
en sus capiteles (Imagen 1). Sobre ella un gran óculo
con rosetón, también remedando el del hastial de poniente
del templo, parcialmente oculto por el recrecido claustro
y que ya hemos visto en el capítulo dedicado a los claustros de
este monasterio.
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El interior, claramente
gótico, muestra una sala de gran amplitud en la que se calaron
por doquier sus muros a base de alargados vanos lo cual permite una gran
luminosidad en la misma. Amplitud y luz son las primeras sensaciones percibidas
(Imágenes 2 y 3). Sus bóvedas hexapartitas
son una verdadera filigrana edificativa que permite cubrir este espacio
sin necesidad de columnas centrales.
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Solo hay una zona en
sus muros que no fue calada por ventanales. Y es la correspondiente al
lado este, donde se ejecutó una escalera adosada al muro (la veíamos
sobresalir desde la vista general del templo al exterior). Este peculiar
elemento arquitectónico compuesto por dos vanos de medio punto,
otros dos apuntados y seis más de cuarto de punto tiene por objeto
alojar la escalera por la que el monje lector accedía al púlpito
desde el que leer pasajes religiosos a los monjes durante su refrigerio
(Imágenes 4 a 8).
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Columnas de sección
octogonal y capiteles con decoración vegetal a juego con los vistos
en la portada de esta sala completan su estructura, que es como una provocación
al objetivo fotográfico por la repetición de sus elementos
y los juegos de luces y sombras que originan. Al lado izquierdo de
la entrada a esta sala, un pequeño ventanuco (Imagen 9)
la comunica con la estancia adyacente: la cocina gótica (Imagen
10). Por ella entraban las viandas que proporcionaban alimento
corporal a la comunidad monástica.