En un tiempo se pensó
que habría un tejadillo desde los muros del templo hasta esta estructura
circundante, generando una especie de galería porticada contínua.
De haber sido así quedarían muestras en dichos muros de
los apeos de la estructura. Es por ello que toma consistencia la otra
teoría según la cual, habría habido una segunda fila
de arquillos ciegos, más exterior, quizá a nivel de donde
hoy se halla el muro de contención, componiendo entre ambas un
auténtico espacio claustral cubierto, bajo el que se enterraban
los peregrinos.