La nave central del templo acaba en un gran ábside a base de cilindro
al que abren tres amplios vanos con doble arquivolta cada uno. Una primera imposta continua el nivel de sus ábacos.
Y otra, más alta, separa bóveda de cilindro absidal. Aquélla es de cuarto de esfera, totalmente
románica como el resto del ábside. Por detrás hay un presbiterio de notable profundidad que cubre con bóveda
de crucería simple (Imagen 13).
Quedan en su lienzo norte restos de la decoración pictórica del gótico lineal que allí
hubo (Imagen 11). También
podemos encontrar empotrada la lápida de fundación del templo (Imágenes
11, 14 y 15).