Desde antiguo se habla de "primer
románico" y "románico pleno"
para definir lo que según esta terminología aparentaban dos
momentos del mismo estilo. Siguiendo al Profesor Isidro Bango, creo que
hay que pensar en esta dualidad como en dos estilos bien definidos. El
primero de ello solo tendría repercusión en lo edificativo
aplicando fórmulas ya utilizadas desde la antigüedad tardía,
siendo prácticamente nula su repercusión en creaciones de
otras modalidades artísticas que seguirán siendo carolingias.
En cambio el románico pleno o "segundo románico"
va a introducir un cambio total en lo edificativo, además de que
surgen creaciones artísticas específicas en escultura, pintura
y artes menores. Todavía habría que considerar un tercer estilo
"tardorrománico", a modo de epígono del
románico pleno, entroncando ya con el incipiente gótico. Aquí
cabría el resultado arquitectónico de la reforma del Cister,
o de órdenes coetáneas como los premostratenses.
a-1)
Primer Románico , o "Románico Lombardo" (*)
|
Denominado así por
proceder de la Lombardía en el norte de Italia, región desde
la que como ya se ha comentado debieron de emigrar numerosos grupos de población
a causa de las imposiciones de Carlomagno. Ya fuese por tierra, por mar
o de ambas formas, el primer área peninsular a la que llegan estas
gentes con sus habilidades edificativas fue la zona nordeste de la península.
Los condados de esa zona y la porción más oriental del reino
de Aragón son las áreas en donde más ejemplares hallaremos.
La proporción es mayor cuanto más al este nos desplacemos.
Hay también algunos ejemplares francamente alejados de este área que fueron alzados con un estilo semejante,
como la iglesia de la Urueña en Valladolid; pero no pasan de ser la
excepción a la norma.
Muestro como
paradigma de este modo edificativo la pequeña iglesia de San
Caprasio en Santa Cruz de la Serós, población del entono
de Jaca. Es un arquetipo del estilo de hacer de los lombardos. Sus reducidas
dimensiones la hacen entrar en la esfera de lo "abarcable". Es
un templo hecho a la medida de las personas. Fue edificado hacia 1020-1030
bajo el mandato de Sancho III el mayor de Navarra. Hay que señalar
que es el ejemplar más occidental de este arte en el reino de Aragón.
Son varias las características
que nos permitirán reconocer este modo de edificar. En primer lugar
el material con los que están construidos, que básicamente
corresponde al sencillo sillarejo apenas desbastado a maza y colocado a
soga y tizón. La decoración escultórica brilla por
su ausencia, siendo los motivos decorativos sencillamente geométricos:
series de bandas sobresalientes en los muros a modo de pilastras llamadas
lesenas, que junto con los arquillos ciegos bajo los aleros aportan un bello
efecto de luces y sombras a los muros. En lo edificativo es frecuente el
uso de bóvedas de arista y pilastras de triple esquina o pilares
cruciformes en el caso de ser exentos. Presbiterio atrofiado y vanos con
adintelados protegidos con arcos de descarga son sus detalles definitorios.
También una pequeña orla de sillarejos alineada sobre el trasdos
de los arcos, llamada "dobladura lombarda", muy utilizada en este
estilo. Con esta forma de edificar traida hasta aquí por lombardos ocurrió una circunstancia de dificil explicacion como es la de que empezaron muchas obras pero prácticamente no llegaron a acabar ninguna. Su modo de hacer con las formas propias de su arte serán mantenidos parcialmente por cuadrillas locales dando lugar a lo que conocemos como "estilo lombardista". Esas gentes ya no se atereveran a edificar bóvedas de arista y cubrirán las naves como ellos mejor saben: con medios cañones. Sienten admiración por la obra de los lombardos pero carecen de su pericia y a lo más que llegan es a decorar los templos al modo que lo hicieron los lombardos.
Pero no solo surgió este modo constructivo
en los edificios religiosos. En Aragón, territorio en que coincidieron en el tiempo
la conquista del solar del reino con la construcción de fortalezas
y templos, es frecuente hallar esta asociación en los "conjuntos
religioso-militares". En Loarre
hallamos magistrales muestras de este primer estilo. La galería de
ventanales geminados rehundidos provistos de tosca zapata y parteluz cilíndrico
que hallamos en lo alto de la torre de la reina, es de una sencilla y gran
belleza. Allí podremos ver dobladuras lombardas del arco en casi
todos los vanos de este momento edificativo. En Loarre, esa forma de edificar al modo de los lombardos hay que situarla cronológicamente en la época del reinado de Ramiro I a raíz de las aportaciones en 2009 de la profesora Marta Poza.
Hay en Aragón otra
torre militar emblemática de este momento. Es la torre
de Fantova, "donjón" de este conjunto religioso-militar.
Podemos advertir sillarejo en su fábrica, mechinales pareados edificativos,
dobladura lombarda en el vano de acceso en altura y una espectacular y rara
bóveda de arista, ubicada en el piso de acceso, que necesitó que sus constructores
se "inventaran" cuatro arcos torales embebidos en el muro emergiendo desde el interior
del cilindro de la torre. Cuenta también con
una escalera intramuro, estructura edificada por vez primera en nuestra región.
Todo ello al parecer documentado a nombre de los maestros Apo y Guafrido,
cuyos nombres evocan a gentes de la Lombardía.
(*): He
mantenido la división del románico en tres momentos puesto
que de antiguo se viene haciendo así y es de fácil comprensión
para quienes comienzan a adentrarse en su estudio. He
de advertir que en la actualidad hay una tendencia en determinados autores
a considerar solo un momento en el Románico: el denominado "románico
pleno", o simplemente "Románico", propiciado y extendido
desde Cluny por medio del Camino de Santiago. Sillares bien escuadrados
y ajustados, marcas de cantería, abovedados de piedra, profusión
de escultura decorativa... son algunas de sus características; pero
sobre todo, el hecho de estar la reforma cluniacense tras su empuje y difusión.
Su éxito frenó en seco la expansión
del "primer románico" al que se tiende a excluir de la denominación
de "Románico" y a denominar como "arte lombardo";
no por que sea mejor ni peor, ni por connotaciones de otra índole;
sino por considerarlo un estilo diferente tanto el lo ideológico
como en lo edificativo. Lo mismo sucede con
los epígonos del Románico, como el arte cisterciense que
quedaría englobado en el término genérico de "tardorrománico"
por utilizar soluciones edificativas de aquél, aunque la ideología
de sus constructores haya cambiado por completo.
(Ver texto
completo de mi discurso de ingreso
en la Real Academia de NN y BB Artes de San Luis de Zaragoza)