EL ROMÁNICO |
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4.- ETAPAS DEL ROMÁNICO
A) - Estilos de Arte Románico |
a-4) El Románico del
Gállego (5/5) |
Hasta este punto he mostrado los ejemplares
del románico del Gállego, constituyentes de un subestilo propio
del Arte Románico. Tanto los que pudieran ser "interfase"
como los del estilo pleno y por fin los que se agrupan como epígono
del mismo. Creo que es importante
hacer mención a alguno de los monumentos de esta zona que sin duda
fueron el punto de partida. Cuando señalo como "interfase"
a San Bartolomé de Gavín es porque en él se aprecian
características de dos momentos consecutivos: el hispano-visigodo,
de austera tradición local, y el enigmático Románico
del Gállego.
Poco considerada hasta
no hace mucho, la ermita de San Julián de Asprilla, también
descubierta por Adolfo Castán y Carlos Escó (¡Gracias,
amigos!), hoy de advocación a Santa Isabel se alza en un pequeño
cerro al norte de la población de Espuéndolas entre Sabiñánigo
y Jaca. Es "el monasterio de San Iuliani de Asperella
que recibió en herencia su propietario Sancho Garcés, el cual
junto con su esposa lo donó a la abadía de San Juan de Maltray
en 1049 en presencia del Rey Ramiro I" (Durán
Gudiol. "El Monasterio de San Pedro de Siresa. Deptº. Cultura
DGA. 1989). Posee nave rectangular, cabecera plana,
sencilla hechura, vanos escalonados, y una bella portada en su lienzo sur
de arco de herradura sin impostas definidas, que afortunadamente se ha conservado
entera. En la actualidad (2005) es motivo de atención por parte de
los habitantes de la zona, con participación de la empresa "Alcoa"
de Sabiñánigo. Ya se valora como algo importante y creo que
su peligroso olvido se ha superado (En la actualidad la ermita se ha consolidado y restaurado).
El pequeño lugar
de Espierre, entre Oliván y Gavín, localidad ésta desde
la que se accede por pista asfaltada, con preciosas vistas sobre el valle
del Gállego, cuenta nada menos que con dos ejemplares de este estilo
antecesor del románico del Gállego. Al poco de rebasar la
población, a la derecha de la pista se hallan las ruinas de Santa
María de Espierre. Hasta no hace mucho estaban semiocultas por falsas acacias
que la guardaban celosas de miradas y acceso (La primera vez que la visité
noté a faltar un machete para desbrozar el camino). Recientemente
"Amigos del Serrablo" la ha recuperado, limpiado y consolidado.
La portada en su muro sur (bajo estas líneas) es una delicia de sencillez
edificativa y pureza de formas, con una clave triangular, grande y descentrada.
Aquí ya aparecen impostas biseladas bajo el arco de herradura, de
similar hechura a como las veremos en los vanos de falsa herradura del Gállego.
Unos dos kilómetros
más adelante junto al lado derecho de la pista está San Juan
de Asprilla. Hay que estar atento, porque de no saber de su existencia parece
una más de las bordas de estas tierras (abajo izquierda). Pero al
contemplar su muro sur, la portada de acceso y sus vanos, se sale de dudas
con rapidez (abajo izquierda). Las dovelas centrales de esta portada habían
desaparecido, y fue rehecha a la vez que se consolidó y restauró
el edificio por "Amigos de Serrablo".
Sin duda estos ejemplares
de templo hispano con matices visigodos y sin ninguna influencia islámica
ni mozárabe fueron la base edificativa sobre la cual se desarrolló
posteriormente el románico del Gállego en una feliz simbiosis
entre lo tradicional autóctono: la corriente lombarda del primer
románico que nos llegaba desde el este y las delicadas aportaciones
puntuales que operarios islámicos aportaron al mismo. Mozárabes
fueron quienes utilizaron estos edificios. Pero sus hechuras no lo son.
Son, sencillamente, "Románico del Gállego". Nada
más y nada menos.
Y por si todo esto fuera
poco, en mayo de 1998 Heraldo de Aragón da la noticia de que Federico
Díez Arranz, miembro de "Amigos de Serrablo" había
localizado y sacado a la luz los vestigios del monasterio de San Pelay de
Gavín. Estaba, claro, en la "partida de San Pelay" frente
al pueblo, al otro lado del barranco. Y junto a él se pasa para ir
hacia Espierre. Abandonado en el siglo X y ocupado
por láicos que en 1079 lo cedieron al monasterio de San Juan de la Peña.
Y después, el olvido. Muchas constancias documentales pero el monasterio permaneció
escondido hasta esa afortunada fecha.
Merece la pena disfrutarlo.
Caminar en soledad entre sus ruinas protegidas por un amplio tejado
verde que señala a lo lejos su ubicación. Imaginar su tiempo
de esplendor y reflexionar sobre la mezcla de la influencia lombarda de su cabecera triple
y los detalles decorativos de la cripta que se edificó bajo la nave
sur. Posee una puerta deliciosa, de arco de herradura alzado sobre pilastras
compuestas por apilamiento de elementos cilíndricos, que veremos repetidos por los
vanos del Románico del Gállego. También molduras decorativas
a modo de imposta y fajones en la nave de esa cripta, hechas y colocadas
de modo bastante parecido al de los baquetones del Gállego. Les
toca a los arqueólogos e historiadores señalar la cronología
y secuencia de estos edificios del Gállego. Yo aporto imágenes
para su disfrute y para que el aficionado medio haga sus conjeturas, que
a la postre aumentan el interés y cariño por los mismos.
En el esquema de la ubicación
de edificios, señalo con punto rojo y blanco los arcaicos, hispano-visigodos.
En Rojo y amarillo los del Románico del Gállego típicos
y en rojo y azul algunos de los correspondientes a epígonos de este
arte.
Disfrutadlos.