El románico pleno
es un arte magnífico y unitario. Pocos elementos quedan en el mismo
sin definir y todos ellos poseen una función y una simbología
acorde con la esencia de la doctrina de la que emanan. Quizá por
ello siga subyugando su armonía mil años después de
su momento de esplendor. Hay elementos que se muestran
rotundos a quien accede al templo. La puerta, las ventanas, las bóvedas,
los motivos decorativos, pero para el no iniciado la forma de la planta
del templo puede perfectamente pasar totalmente desapercibida.
Y aun para quien no tenga
un mínimo de capacidad para sintetizar imágenes puede no
ser fácil su lectura, en especial en los edificios más complejos.
Hay un hecho importante corroborando lo apuntado
y es que la planta y la sección del alzado de un templo "tipo"
son muy similares: básicamente una conjunción de rectángulo
y semicírculo. Esas figuras geométricas en lo simbólico representan el territorio
de lo material (el rectángulo) y el de lo espiritual (el semicírculo).
Nave/ábside versus nave/bóveda según contemplemos la
horizontalidad o la verticalidad.
Una de las ermitas más
arcaicas de Aragón, y por ello simple en su hechura, la hallamos
en la alta Ribagorza, en Bonansa. Es la pequeña ermita
dedicada a San Aventín . Tan sencilla como imperfecta técnicamente,
manifestándose en la rudimentaria forma de articular nave y ábside
al exterior. Sus formas en planta traducen el origen hispanovisigodo: el
arco de herradura es su lema. Representa el arquetipo
de una serie de pequeños templos pirenaicos edificados a finales
del X o principios del XI desaparecidos en su mayoría tras la rafia
llevada a cabo por Abd-el Malik en 1006.
A la misma tipología
corresponde la iglesia
de los santos Juan y Pablo en Tella, si bien presenta diferencias de
mayor elaboración. Ubicada en un espectacular paisaje pirenaico con
el "puntón de las brujas" tras ella y como telón de fondo el
cañón de Añisclo y el macizo de Monte Perdido. Su imagen
es inolvidable. Pertenece al mismo momento y estilo
que la anterior pero ya en esta notamos algunos avances. En primer lugar
la aparición de un presbiterio. Atrófico, pero con toda su
carga de simbología como elemento interpuesto entre la zona más
sagrada del templo y el lugar destinado al pueblo. Y no menos importante,
la aparición de una minúscula cripta bajo su cabecera. Este
templo es el más antiguo del Sobrarbe, documentado gracias a la aparición
en la base de su altar de su lipsanoteca en la que se hallaba el acta de
consagración en 1019 por el obispo San Ramón de Roda de Isábena.