Pero todo en la escultura
románica no va a ser trabajar sobre ideas o fantasías. En
una fase avanzada del románico los artistas comienzan a esculpir
actividades de la vida diaria: personas desempeñando sus oficios,
músicos, bailarinas, animales, objetos, e incluso momentos "delicados"
en lo que se denomina "románico erótico" cuya mayor
muestra es la colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria).
Las bailarinas del Maestro
de Agüero son emblemáticas y se reparten por una amplia zona
de Aragón y Navarra contorsionando al son de músicos que tocan
instrumentos de cuerda o viento.
Escenas de personas desempeñando
sus oficios también son abundantes en las representaciones escultóricas.
Sobre estas líneas dos fabricantes de moneda en la arquivolta de
la portada occidental de la iglesia de Santiago en Carrión de los Condes (Palencia). Uno aparece recortando a tijera el cospel y el otro situándolo entre los dos elementos del cuño para acuñarla con un golpe de martillo.
En ocasiones, músicos
y saltimbanquis son mostrados con gran realismo y con una movilidad inusitada
en el periodo románico. Arriba a izquierda la figura del capitel
de Artáiz (Navarra) tiene una expresividad y movimiento poco frecuentes.
A su lado el músico de la emblemática columna-estatua de Revilla
de Collazos (Palencia) muestra un gran realismo hierático en la expresión de su cara.
Bajo estas líneas muestro
dos canecillos "eróticos" bajo el alero absidal de Cervatos
(Cantabria) ilustrando una singular faceta de la escultura románica
heredera de las representaciones romanas del mismo signo que tanto abundaban
en copas y lucernas. Sobre este fenómeno se ha escrito mucho sin
que ninguna de las explicaciones aducidas, a pesar de su correcta exposición,
lleguen a convencer del todo sobre su significado y oportunidad.
Y de estas escenas de realismo,
pasar al naturalismo clásico supone para el escultor dar un corto paso. Tras darlo, el
Cristo de Santiago en Carrión de los Condes nos anuncia ya -además
de la parusía- la llegada del inminente gótico pleno de movimiento
y expresividad en contraposición al hieratismo, los cánones
incorrectos o la falta de perspectiva del románico inicial que van
quedando atrás.
Hago
una consideración que puede pasar desapercibida: Toda la escultura
que estamos repasando estaba convenientemente policromada. Por costumbre
podemos pensar que al igual que ocurre en los paramentos y bóvedas
de los templos, las esculturas pudieran estar acabadas "en piedra vista", pero no fue así. Su acabado era la policromía que debió
de aportar un aspecto diferente y espectacular a un arte que ya de por si
lo es.