EL ROMÁNICO |
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5.- EL TEMPLO ROMÁNICO
B) - Decoración |
Hablar de pintura románica
en España es hablar del panteón de la Real Basílica
de san Isidoro en León. Denominada como "La Capilla Sixtina
del Arte Románico", es un lugar de obligada visita para todos
los amantes de este estilo. Esta pequeña sala
de ocho metros de lado situada a poniente de la iglesia es vestigio del
primer templo aquí existente dedicado a San Juan y que en 1063 cambió
de titularidad al trasladarse al mismo las reliquias de San Isidoro por
el Rey Fernando I y su esposa Doña Sancha, hechos y cronología recogidos en una
lápida epigrafiada que se ha situado en la cabecera del panteón.
Las seis bóvedas
de crucería que conforman fajones y formeros, están decoradas
con unos bellos temas maravillosamente conservados y datados hacia 1170.
La Maiestas Domini de la imagen superior, es espectacular por su colorido,
ejecución y aspecto festoneado a modo de lenguas de fuego en toda
su periferia. A su lado sur está
la archiconocida escena de la anunciación del ángel a los
pastores, resuelta con una elegancia y sencillez increíbles (abajo).
No menos famoso es el mensario
o calendario de las tareas que en cada época del año habían
de realizar los hombres de la época. Lo componen doce medallones, uno por cada
mes del año, a lo largo de todo un arco formero. La imagen bajo estas
líneas muestra el correspondiente al mes de Septiembre en el que un
personaje se afana en recolectar la vid.
Hay en Aragón un
templo tan poco conocido como importantes son sus pinturas. Se trata de
Bagüés,
en las Altas Cinco Villas poco al sur del embalse de Yesa. Templo lombardista
de una sola nave a la que se añadió con posterioridad otra
moderna al costado sur. Datable hacia finales del XI cuya decoración
está a caballo entre ese momento y el inicio del XII.
Las pinturas que decoraban
todo su interior se arrancaron y trasladaron al Museo Diocesano de Jaca,
en el que se confeccionó una réplica del interior del templo
para disponerlas en su lugar. Abajo a izquierda la réplica en Jaca
con las pinturas. A derecha, el interior del templo, privado de su mejor
tesoro.
La cabecera del templo
se lee de abajo hacia arriba y de norte a sur. Así vemos en el cilindro
absidal a Cristo Camino del Calvario, la Crucifixión centrándolo
y las tres Marías ante el sepulcro vacío al lado sur. En el
registro superior hay un apostolario completo con las miradas de los apóstoles vueltas hacia lo alto,
hacia la bóveda absidal que muestra la Ascensión de Cristo
al Cielo dentro de mandorla mística.
Es curiosa la forma de
fijación a la cruz de los ladrones que flanquean a Cristo. No están
clavados sino que sus brazos están atrapados como en un cepo en
los brazos de la cruz.
La nave es un verdadero
catecismo pictórico. Comienza su narración en lo alto a los pies del
muro norte donde vemos a Dios creando a Adán (abajo
izquierda). A su lado, el bautismo de Cristo
Bajo estas líneas,
las súplicas de la hermana de Lázaro y Cristo resucitándolo.
Y a su lado la escena de beso de Judas y el prendimiento, así como a Pedro
desorejando al judío Malco.
Bajo estas líneas,
la matanza de los Inocentes. En definitiva, todo un lujo pictórico
tan reconocido y valorado en los círculos cultos como desconocido
para la gran mayoría. Es la verdadera estrella del Museo Diocesano
de Jaca. A pesar de lo indicado, creo que esas pinturas
deberían de volver a su ubicación original en Bagüés
una vez concluida la restauración del templo y asegurada su seguridad
tanto ante los agentes atmosféricos como a los expolios. Entiendo
y veo razonable que las obras de arte sean depositadas en museos cuando se vea
claramente comprometida su integridad y/o seguridad, pero una vez que el
templo reúne los requisitos apuntados deberían de volver
al mismo como ya se ha hecho no hace mucho tiempo con la ermita de San
Fructuoso de Bierge en Huesca.